Delcia Karamoschón / La Capital
Roldán.- Elsa Godoy fue hasta la casa de su padre y le dijo que tras llevar a sus hijos al hospital había encontrado muerto a su compañero. Raúl Antonio Insaurralde estaba tirado sobre la cama matrimonial de la pequeña vivienda que compartían. Entonces el hombre hizo la denuncia en la policía y sostuvo lo que momentos antes su hija le había dicho, incluso imputando por el hecho a un vecino. Sin embargo, en medio del interrogatorio la mujer se quebró y admitió que había sido ella la asesina. Cansada de los malos tratos y las amenazas, le asestó un violento golpe en la cabeza con un palo de amasar. El drama ocurrió en una precaria vivienda ubicada unos 200 metros al sur del kilómetro 48 de la ruta A-012. Allí, junto a sus cinco hijos de entre 3 y 12 años, vivían Elsa, de 41 años, y Raúl, de 35, quienes mantenían un concubinato de 15 años. El era oriundo de Entre Ríos y ella de Roldán. Tras vivir un tiempo en la localidad cordobesa de Arias, donde Insaurralde trabajó como peón rural se radicaron en 2000 en la casa donde se desencadenó la tragedia. Juan José Godoy llegó a la comisaría 6ª de Roldán el 31 de diciembre a las 12 del mediodía y relató lo que poco antes le había contado su hija. Los efectivos inmediatamente se trasladaron a la vivienda donde hallaron el cadáver de Raúl. Estaba en la cama, rodeado de un charco de sangre que se extendía por el piso y había salpicado las paredes. El comisario Aníbal Rodríguez comentó a La Capital que en ese momento la mujer no se encontraba en la vivienda y que fue necesario buscarla en la casa paterna, ubicada en la zona norte del casco urbano. Trasladada a la seccional, Godoy declaró que a las 7.30 del último día del año dejó a tres de sus hijos en la casa de sus padres y llevó a los dos más pequeños al hospital porque tenían varicela, asegurando que se despidió de su compañero normalmente. En su relató, la mujer dijo que al regresar a la casa, a las 10.30, luego de hacer las compras en el pueblo, encontró que su pareja había sido asesinada. La mujer incluso dijo que un vecino podía ser el autor. Los investigadores pudieron constatar que Elsa efectivamente había estado en el hospital con sus dos pequeños. Pero más tarde, las pericias forenses detectaron que la muerte había sido entre las 2 y las 4 de la mañana por lo que las sospechas se centraron en la mujer. Cuando ya había pasado el mediodía del 31 de diciembre, Elsa se quebró y contó la verdad. Alegó que Insaurralde se emborrachó el 30 de diciembre a las nueve de la noche y desde ese momento no dejó de amenazarla e insultarla y que también le insistía con que violaría a su propia hija destacando que las agresiones venían de larga data. Según la mujer, su pareja continuó con los insultos aún cuando se fueron a dormir. Ella permaneció en otra cama y a sus hijos los mandó a tomar mates al patio. Cuando el hombre se durmió, aproximadamente a las 4 de la mañana, se levantó y fue a buscar un grueso palo de amasar de algarrobo de 30 centímetros de largo y 7 de ancho. Entonces le dio cuatro golpes que le destrozaron el cráneo. Las pericias médicas pudieron establecer que la muerte se había producido en la cama y que no hubo resistencia por parte de Insaurralde, quien sufrió fractura total de los huesos de la cabeza, hematomas en ambos ojos, fractura de los huesos temporales izquierdo y derecho y cortadura con desgarro del ojo izquierdo. Tras ello, Godoy indicó donde había escondido el arma homicida y delante de ella los policías lo encontraron debajo de una mesa. Los agentes también hallaron un camisón con aparentes manchas de sangre dentro de un balde con agua y cloro, sobre el que se realizan pericias. Elsa quedó detenida en el penal de mujeres de San Lorenzo imputada por homicidio y a disposición del juez de Instrucción número 11, Carlos Triglia.
|  La casa está ubicada en la zona rural de Roldán. |  | Ampliar Foto |  |  |
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