Año CXXXVI
 Nº 49.707
Rosario,
sábado  28 de
diciembre de 2002
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Lula asume como presidente con una economía difícil de reformar

Claire de Oliveira

Río de Janeiro. - El primer presidente de izquierda de la historia de Brasil asumirá sus funciones el 1º de enero en un contexto económico que hace difícil la realización de las reformas sociales prometidas. Leyenda viviente del sindicalismo brasileño y fundador del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) en 1980, sobre el fin de la dictadura militar, Lula ya prevé un primer año "difícil" para su gobierno. "Creo que tendremos un año difícil. El presupuesto enviado al Congreso y aprobado es el más apretado de los últimos diez años; o sea, en realidad no se tiene dinero para inversión", dijo Lula el jueves, en vísperas de la primera reunión de su gabinete. Y ya previno a sus ministros que deberán "hacer recortes en sus programas para adaptarse a la realidad". Lula sin embargo tomó la decisión de "no lamentarse por la falta de dinero" destacando que su prioridad "sigue siendo el sector social".
Elegido con más del 61% de los votos, Lula se propone realizar reformas en los ámbitos fiscal, pensiones y la legislación social. En especial prometió aumentar el salario mínimo (menos de 55 dólares al mes) y se fijó el objetivo de erradicar el hambre en Brasil, campeón de las desigualdades sociales, con 54 millones de pobres sobre 175 millones de habitantes.
Pero el presupuesto 2003, la brusca subida de la inflación (12% este año) y los compromisos tomados ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo obligarán a actuar con gran rigor. El FMI concedió este año un préstamo de 30 mil millones de dólares a Brasil para permitirle enfrentar su crisis financiera, que se tradujo los últimos meses en la depreciación de 40% de su moneda, el real. Para invertir la tendencia, el Banco Central acaba de elevar su tasa de interés directriz un 3%, a 25% en el año, entre las más altas del mundo. Pero, aunque esta medida busca controlar la inflación, se arriesga al mismo tiempo a estrangular el crecimiento, ya débil en 2001 (1,5%).

Política monetaria
Lula mostró claramente su intención de no cambiar con brusquedad la dirección de la política monetaria, nombrando a Henrique Meirelles, cercano al presidente saliente Fernando Henrique Cardoso, a la cabeza del Banco Central. Incluso al precio del descontento de sectores radicales del PT. Es cierto que hasta hace unos meses, el programa del PT de Lula se oponía al "carácter monetarista y ortodoxo del FMI" y predicaba una "ruptura con el modelo económico actual".
Además de la presión económica, Lula deberá manejar una situación política en la cual deberá acordar con partidos situados a la derecha del PT, porque no hay una mayoría estable en el Parlamento: el primer gobierno de Lula no representa aritméticamente más que 219 de los 513 diputados del Parlamento.
Aun si Lula se beneficia con el estado de gracia creado por su elección triunfal, cada proyecto de ley podrá ser objeto de una negociación particular, tomando en cuenta los intereses de parlamentaristas a veces más interesados en asuntos locales o particulares que en los grandes proyectos nacionales. (AFP)


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