El congreso provincial del PJ suspendió provisoriamente por inconducta partidaria a nueve de sus concejales de distintas ciudades, entre ellos los rosarinos Evaristo Monti, Eugenio Camiletti y José Elmir, en medio de una insospechada derivación política en la que los delegados reutemistas, que dominan mayoritariamente el cuerpo, aprovecharon la decisión para enviar un mensaje al obeidismo. Resultó llamativa la ausencia del intendente de Villa Gobernador Gálvez, Pedro González. "El Gordo se borró", dijeron algunas lenguas bífidas (ver aparte).
El jueves, el gobernador Jorge Obeid salió en los medios de prensa capitalinos opinando que no era partidario de sanciones o purgas. "El peronismo de Santa Fe, como el de todo el país, está sufriendo una crisis política como consecuencia de muchos años de falta de discusión y esa solución se tiene que dar mediante un fuerte debate político", también había dicho el actual diputado nacional y aspirante nuevamente a la Gobernación, lo que fue interpretado por el reutemismo como un guantazo en medio de su rostro.
El obeidismo metió la cola
Efectivamente los hombres del gobernador Carlos Reutemann, que dominan el peronismo de Santa Fe desde hace años, sintieron que Obeid aprovechó la situación planteada con los ediles (cuya conducta se puso en tela de juicio por haber facilitado la unción de radicales en las presidencias de los respectivos Concejos Municipales que integran) para desafiarlos. Aunque ese costado del trámite recién se evidenció ayer, habría sido el prisma en base al cual la mayoría del congreso terminó adoptando la decisión.
"La medida más grave que se puede adoptar es la expulsión. La inmediata anterior es la que se adoptó y no es leve. Acá hay que tener en cuenta que los ediles sancionados están suspendidos en su afiliación hasta tanto se vuelva a reunir otra vez el congreso partidario. Y es más, cuando se habla de provisorio, se refiere a que en 60 días el Tribunal de disciplina deberá dar a conocer su dictamen sobre cada caso. Eso podría agravar la sanción", explicó uno de los operadores que ayer, y días anteriores también, trajinó entre la Casa Gris y la sede de la reunión.
Dar a entender que la medida adoptada estuvo destinada a escarmentar a los díscolos pareció más una necesidad de evitar que Obeid se alzara con el rédito de haber quedado "como bajando línea respecto a que se trataba de una cuestión menor" frente a una crisis partidaria mayor que el reutemismo, visto está, no se muestra dispuesto a aceptar que suceda.
De este modo y con la resolución de antemano el trámite fue rápido, el líder cegetista capitalino Alberto Maguid, el gremialista Oscar Barrionuevo y Néstor Ferraza mocionaron las sanciones que el congreso aprobó con rapidez.
Previamente se había votado, también por amplia mayoría, otra aspiración reutemista: la fecha del 29 de junio de 2003 para elegir nuevas autoridades partidarias (por lo que se prorrogó el mandato de las actuales) de modo simultáneo en los comicios en los que se elegirá también a los candidatos a senador y diputado nacional (ver aparte).
El reutemismo no sólo pulseó con el obeidismo que, decían, trabajó sigilosamente para condicionar el encuentro sin lograrlo (algo que fue desestimado como "ridículo" por los seguidores del ex gobernador), sino con otros sectores peronistas que, siendo minoritarios, vienen cuestionando a la mayoría que responde al gobernador en la cúpula del PJ.
Una estruendosa aunque escuálida manifestación crítica, presidida por el líder de la CGT disidente santafesina, Jorge Kiener, cuestionó el temario del congreso en las afueras del lugar. Sostuvieron que la fecha elegida para las internas "es para asegurar la hegemonía reutemista en la digitación de la listas de legisladores y evitar que los candidatos presidenciales partidarios tengan senadores o diputados nacionales que les respondan".
Mirando el futuro
Asimismo, reclaman que no se hagan alianzas con otros partidos, "porque eso importaría una lista única de candidatos según la reciente reforma a la ley de lemas, privando a otro sectores peronistas de armar sublemas por fuera del reutemismo pero dentro del PJ".
Estas críticas contenidas en volantes que arrojaron los manifestantes también aludían a la principal cuestión que ayer se ventiló en el congreso: el escarmiento a los concejales "desleales". Algo que fue rechazado por los manifestantes y los acusados, ninguno de los cuales estuvo presente. "No hubo inconducta partidaria ni indisciplina política porque nunca existió una reunión de autoridades partidarias. Como no existió directiva, nadie pudo haberla violado, dijeron.
El congreso emplazó al tribunal de disciplina a que en 60 días se expida sobre los casos, pero dejó a los díscolos colgados hasta su próxima reunión. Nadie sabe cuándo volverá a darse. Entre ayer y la última reunión anterior pasaron casi once meses.
"Hasta entonces, estos tipos están literalmente afuera del PJ y además siendo el congreso el máximo órgano soberano de decisión partidaria está claro que el tribunal de disciplina podrá aconsejar una medida más grave, pero no más suave, que la que adoptó el órgano superior, único además habilitado para aplicar tales determinaciones", se sinceró un congresal. Nadie podía aventurar el final de la película.