cartas

Maldita clase media

Vergüenza ajena causa ver la indiferencia de nuestra patética clase media, aquella que hace un año desmantelaba su instrumental de cocina para concurrir a un sinnúmero de cacerolazos. ¿Y ahora qué, como se le devolvió parte de sus depósitos ya no existen reclamos sociales, o acaso creen en esta pseudorreactivación llamada veranito? ¿Acaso no se nos están muriendo nuestros hijos por desnutrición, no se nos están muriendo nuestros abuelos por falta de medicación, no seguimos viviendo en uno de los países donde la corrupción es moneda corriente? Pareciera que se olvidaron de la Corte Suprema de injusticia, de políticos con fortunas de origen espurio y justificaciones pueriles. ¿Dónde se encuentran esas señoronas que hace un año batían sus cacerolas junto con sus alhajas, quejándose por no poder veranear a causa de la violación del derecho a la propiedad? Pero claro, iluso yo, creo en esta patética clase media, la que en el 95 votó pensando en la licuadora y las cuotas del auto, mientras se subastaba uno de los países más ricos del mundo. Aquella que luego de que le impusieran el corralito, mantuvo en un 87% los depósitos en los mismos bancos a los cuales reclamaban. El reclamo se lo hacían al ordenanza o al cajero, porque ni siquiera tenían el coraje de hacerlo donde correspondía. Todo por una tasa de interés, y por seguir en la gran timba financiera. Pero claro, si para ellos sus representantes son el señor Nito Artaza y Perico Pérez, para quien todos los ladrones son iguales.
Marcelo Arp