Año CXXXVI
 Nº 49.707
Rosario,
sábado  28 de
diciembre de 2002
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El sorgo forrajero al rescate del tambo
Un trabajo del Inta evalúa la posibilidad de sustituir maíz por este cultivo, para reservas invernales

El sorgo puede constituirse en una alternativa de sustitución del maíz para silaje, a la hora de preparar las reservas de forraje para el invierno en la producción tambera. Así lo indica un informe del Inta Rafaela, elaborado por los especialisas Luis Romero, Soledad Aronna y Eduardo Comerón, en el cual se repasan las variedades que pueden responder mejor y su modo de utilización.
Para mantener una producción más o menos estable durante el año es necesario recurrir a los forrajes conservados en parte del otoño y todo el invierno, y el silaje es el sistema de conservación más adecuado para complementar la baja producción de las pasturas en ese período.
Ya que el silaje será destinado fundamentalmente a mantener la carga animal, la elección de la especie a sembrar dependerá del tipo de suelo y las características climáticas de la zona.
El sorgo forrajero, señala el estudio del Inta, es una especie que se adapta bien a zonas donde el maíz se ve limitado en su producción y calidad por problemas edáficos y/o climáticos. Su morfología y fisiología hacen que tenga una alta resistencia a la desecación (capacidad de transpiración relativamente pequeña en relación a la gran capacidad de absorción de las raíces, capacidad de enrollar las hojas y cerrar los estomas para disminuir la evaporación durante períodos de estres hídrico), que le permite resistir la sequía.
También se adapta a suelos con menor fertilidad, aunque requiere que estén bien preparados y libres de malezas, porque sus plantas son muy débiles.
Pero los técnicos advierten que cuando se toma la decisión de sembrar sorgo "es importante tener en cuenta ciertos aspectos: la fecha de siembra, el sistema de labranza, la densidad y distancia de siembra, el tipo de sorgo forrajero a utilizar y el momento de corte para la confección del silo".

Fecha de siembra
El sorgo, por ser una especie de origen tropical, requiere temperaturas altas para su normal desarrollo. Para la germinación, la temperatura óptima del suelo a 5 cm de profundidad es de 18 ºC o más.
En la región centro (Córdoba, centro y sur de Santa Fe, Entre Ríos, norte de Buenos Aires) estas condiciones se presentan en la segunda quincena de octubre o primera de noviembre.
En cuanto a los sistemas de labranza y preparación de la cama de siembra, los especialista del Inta advierten que "deben evitarse las capas endurecidas o pisos de arado para asegurar un buen arraigamiento, indispensable para una buena implantación del cultivo, facilitando el anclaje de la planta y una mayor absorción de nutrientes y agua".
"Cualquiera sea el sistema de labranza adoptado, se debe tener en cuenta que la semilla de sorgo es relativamente pequeña y con menos reservas respecto que las de maíz o soja, por lo que se la debe colocar en suelo húmedo y en contacto con el suelo ya que gran parte del éxito del cultivo depende de una rápida germinación y emergencia", agregan.
En el mercado se pueden obtener cuatro tipos de híbridos de sorgos forrajeros:
* Sudan (más adaptados al pastoreo)
* Fotosensitivos (no florecen)
* Azucarados (caña de alto contenido de azúcares)
* Nervadura marrón (baja lignina)
Todos estos materiales presentan características distintas en lo referente al comportamiento en producción y calidad del forraje a ensilar.
El Inta Rafaela presentó algunos resultados obtenidos en la evaluación de cuatro tipos de sorgos forrajeros cortados en tres estados de desarrollo del cultivo.
Los genotipos utilizados fueron: Azucarado (cv BeefBuilder R), Sudan (cv SX-121), Fotosensitivo (cv Facón) -sin panojamiento- y de Nervadura marrón (baja lignina) -experimental-.
La siembra se efectuó el 11 de noviembre, en surcos espaciados a 70 cm y con una densidad de siembra de 17 semillas/metro lineal.
Los momentos de corte definidos fueron: Temprano, 26 enero (vegetativo), medio, 19 de febrero, (florecido) y tardío, 15 de marzo (grano pastoso-duro).
En todos los genotipos de sorgos el porcentaje de materia seca fue muy bajo en el corte temprano (media de 13,1%), medio en el de febrero (21,0 %) y más alto en el tardío (27,6%). La confección de silajes en momentos de corte tempranos impide una adecuada fermentación. Si bien el uso del premarchitado y el acondicionado mecánico podría mejorar la conservación y acelerar la tasa de secado, en la práctica se dificulta el uso de esta técnica (demasiada altura de los sorgos, mayores perdidas de material durante el corte, excesivo tiempo para incrementar el porcentaje de materia seca del material, aumento del riesgo de perdidas en cantidad y calidad).
La materia seca obtenida en el rebrote varió en función del genotipo y de la fecha en que se realizó el primer aprovechamiento. En todos los casos evaluados, la producción de los cortes tardíos fue superior a la que se obtuvo en dos cortes (primer corte más el rebrote), lo que pone de manifiesto que al cortar más de una vez, se produce una menor cantidad de materia seca que cuando se hace uno solo con el material maduro, a la vez que se aumentan los costos de confección (hay que picar dos veces la misma superficie).
La calidad de la planta varió entre genotipos y momentos de corte. El contenido de PB fue más alto en el corte temprano y más bajo en el medio y tardío. Los valores de fibra (FDN y FDA) y de digestibilidad fueron mejores en el corte más tardío en el caso de los sorgos azucarados y de nervadura marrón. Por el contrario, en los sorgos fotosensitivo y sudan, la digestibilidad disminuyó con el avance de la madurez. Además, en todos los genotipos se presentaron valores muy bajos de materia seca y una deficiente conservación (alto valor de pH) en los silajes de los cortes tempranos.

Densidad
Al momento de la siembra hay que tener presente la densidad y la distancia entre surcos que se va utilizar. Estos factores pueden hacer variar las características de los sorgos forrajeros y especialmente las de los híbridos azucarados.
En la experiencia del Inta, la producción obtenida fue mayor con la menor distancia entre surcos y densidad de siembra de 21 semillas/mt., aunque acompañado por una tendencia a disminuir la calidad. También es válido agregar que cuando se aumenta la densidad y reduce la distancia entre los surcos, las plantas son más débiles y se incrementa el riesgo del vuelco del cultivo en años húmedos y con días ventosos.
En un sistema lechero donde participa el silaje de maíz debería ser factible obtener una mayor producción individual con contenidos de GB y PB superiores.
Sin embargo, en muchas zonas no es posible lograr cultivos de maíz que brinden altos rendimientos y calidad de forraje. Si el rol del silaje en el tambo es el de estabilizar la oferta de forraje con el objeto de mantener una alta carga animal, los sorgos forrajeros (especialmente los azucarados y nervadura marrón) pueden cumplir perfectamente con este objetivo, y existen antecedentes de que la producción individual de leche no varía en dietas tradicionales de invierno en las que se incluye silaje de esta especie.
Pero para tener éxito, los especialistas del Inta recomiendan:
* La máxima producción de materia seca y los mejores parámetros fermentativos se logran cuando se realiza un solo corte, en la fecha más tardía.
* Los sorgos azucarados se presentan como una muy buena alternativa para silaje por su producción, calidad nutritiva y fermentativa. Los de nervadura marrón también deberían ser tenidos en cuenta.
* La densidad de siembra y distancia entre surcos más adecuada para el sorgo azucarado es de 14 - 16 plantas por metro de surco y a 0,70 metros entre surcos.
* El silaje de sorgo forrajero azucarado permitiría reemplazar al silaje de maíz en dietas tradicionales de invierno, sin afectar en forma importante la respuesta productiva de vacas lecheras de potencial de producción media (18 -20 litros diarios).



El sorgo se ha convertido en una reserva estratégica.
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