Los que tenemos algunos años, recordamos las épocas de los hipódromos llenos, pero...estaban llenos de hombres solos. Las costumbres familiares eran muy distintas y el rol de la mujer era casi exclusivamente el de "ama de casa", muy limitante, por falta material de tiempo para las actividades recreativas fuera del hogar.
Así fue como los varones creamos nuestros propios espacios: el café con billares, la noches de boxeo, los frontones, y tantos otros en que los hipódromos fueron verdaderas catedrales masculinas. Pero, el tiempo pasó, la sociedad evolucionó y hoy, todo se comparte en pareja, inclusive las actividades recreativas.
El rol de la mujer
Este cambio social no fue registrado por la dirigencia turfística y en consecuencia no supo crear una nueva imagen de la actividad con nuevos contenidos del agrado para ambos sexos. A tal punto, que ni siquiera ha tomado conciencia de que hoy la mujer estudia y trabaja fuera del hogar, con lo cual ha logrado una independencia económica que hace posible un nuevo mercado potencial de aficionadas y propietarias de caballos s.p.c. que sólo esta esperando que alguien lo sepa desarrollar.
Más aún: hay jockettas, entrenadoras, vareadoras y veterinarias que están mostrando el camino que se debería estimular y desarrollar.
La mayoría femenina del público de los bingos es un espejo que demuestra el potencial que están ignorando nuestros dirigentes hípicos.