El 22 de diciembre de 1987 Luca Prodan fue encontrado muerto, víctima de un paro cardíaco y una cirrosis hepática. El alma mater del mítico grupo Sumo había dejado una huella profunda en el movimiento under del rock argentino, con una proyección que aún se mantiene. Sumo nació y murió con Luca Prodan. Pero, desde el mismo día de su entierro, hace quince años, cientos de fans visitan su sepultura. Los homenajes van desde la clásica pintada "Luca not dead" hasta enterrar por el pico una botella de ginebra. Esa será seguro una de las postales de hoy en el cementerio de Avellaneda, donde yace.
La despedida emocionada de Sumo fue en el Chateau Rock de 1988. Allí, Petinatto y Mollo se alternaron frente al micrófono para rendirle homenaje al alma mater de la banda de la única forma posible: tocando rocanrol. La última actuación del grupo con Luca se había realizado el 20 de diciembre de 1987 en la cancha del Club Atlético Los Andes, junto a Los Violadores.
Luca nació en Roma, hijo de un italiano y una escocesa. La familia había padecido los campos de concentración de la Segunda Guerra, pero con el tiempo logró hacer cierta fortuna.
Luca estudió en Escocia y vivió toda la década de los 70 en Londres. Allí tocaba la guitarra en pubs de los barrios bajos. En 1981 aceptó la invitación de un amigo que vivía en un campo de Córdoba y se vino para las sierras de Mina Clavero, sin hablar ni una sola palabra de español y planeando comprar vacas con todos sus ahorros. Al poco tiempo se aburrió de la tranquilidad y se mudó a la localidad bonaerense de Hurlingham.
Sumo se formó en 1981 y debutó en febrero de 1982 en el pub Caroline's de El Palomar con Germán Daffunchio en guitarra, Alejandro Sokol en bajo y Stephanie Nuttal, una amiga inglesa, en batería. Su primera actuación importante fue en el Festival Rock del Sol a la Luna, en el Club Estudiantes de Buenos Aires, el 20 de marzo de 1982. En la movida que convocó a 20 mil personas estuvieron también Riff, Juan Carlos Baglietto, Orions y Los Violadores.
El tajo de la guerra
Cuando estalló la Guerra de Malvinas, Stephanie volvió a Gran Bretaña y Sokol pasó a tocar la batería. Diego Arnedo, un vecino, se incorporó en el bajo. Roberto Petinatto, entonces director de la revista El Expreso Imaginario, fue invitado también para algunos shows, y después siguió.
La banda logró, junto a los Redonditos de Ricota, ponerse a la cabeza del incipiente movimiento underground nacional. Luca regresó a Inglaterra, y muchos creyeron que ya no volvería. Sin embargo, el 17 de agosto de 1984 volvieron a tocar en el Auditorio Buenos Aires. Interpretaron viejos hits de la banda y una versión reggae de "Cambalache". La formación incluía a Luca, Arnedo y Petinatto con los nuevos Alberto Superman Troglio (batería) y Ricardo Mollo (guitarra).
El debut discográfico se produjo en 1985 con "Divididos por la felicidad", presentado en mayo, junto a temas viejos, que habían sido registrados en un casete independiente (del cual se realizaron solamente 300 copias), titulado "Corpiños en la madrugada", y que sería reeditado comercialmente en 1992. El hit fue "La rubia tarada" . Vendieron unas 15.000 copias.