Año CXXXVI
 Nº 49.700
Rosario,
sábado  21 de
diciembre de 2002
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Tragedia familiar en el edificio de Colón y Mendoza
Asesinó a golpes a su madre y murió al arrojarse desde un 10º piso
El homicida, desocupado de 43 años, sufría trastornos psiquiátricos y era conocido por su violencia

Ariel Etcheverry / La Capital

El jueves, Danilo Tarbuch llamó varias veces por teléfono a su novia. Nunca había hecho algo así durante los tres meses que llevaban juntos, pero ese día se preocupó de una forma casi obsesiva por saber a qué hora volvería a su casa. Sara, así se llama la mujer, vive en el mismo complejo habitacional que el hombre, el llamado palomar de Colón y Mendoza. Pareció algo preparado de antemano porque unos minutos antes de que la mujer llegara de trabajar, Danilo tuvo un rapto de locura y asesinó a golpes a su propia madre mientras dormía sobre un sofá. Luego fue hacia el balcón y saltó al vacío desde un décimo piso.
Por ahora el caso está caratulado como homicidio calificado, agravado por alevosía y seguido de suicidio porque para los investigadores policiales los indicios recogidos en el lugar así lo señalan. Entre ellos, una caja de tranquilizantes semi vacía, una botella de vino a medio terminar, una mesita ratona apoyada contra la baranda del balcón por donde brincó Tarbuch y una nota manuscrita con un relato incoherente. También se tuvieron en cuenta los antecedentes psiquiátricos del hombre, que "le impidieron levantar cabeza y sentirse una persona útil", según comentó uno de los encargados de la investigación.
El estado psicológico de Tarbuch, de 43 años, sería hasta el momento la explicación a la que arribaron los detectives sobre las causas que derivaron en la tragedia. Tal vez un cóctel explosivo de tranquilizantes y alcohol haya desencadenado el ataque. Pero lo más llamativo es que, salvo los elementos que se encontraron dentro del departamento y los testimonios que obtuvo la policía de familiares y allegados, nadie en todo el piso décimo escuchó gritos, ruidos de golpes o algo parecido a una pelea.
Tarbuch y su madre, Adela Padilla de 75 años, vivían en el departamento 10 del piso 10 en el monoblock A, es decir en el ala del complejo que mira hacia calle Colón. El lugar pertenecía a una tía del hombre, Ana, a la vez hermana de Adela. Ana falleció hace un par de años, pero antes de morir le habría dejado el departamento a su sobrino para que pudiera vivir junto a su madre. Según contaron distintas fuentes, Danilo no conseguía trabajo y su endeble estado psíquico hicieron que su tía pensara en dejarle un sostén al muchacho y a Adela, quien se las tenía que arreglar con una pensión de poco más de doscientos pesos mensuales.
Danilo y Adela no habían protagonizado incidentes de violencia, según contaron algunos vecinos pero sí los hubo con Ana. Voceros de la investigación contaron que el hombre solía maltratar a su difunta tía y un día hasta llegó a golpearla ferozmente. "La tía optó por dejarle igual el departamento porque el hombre era considerado un fracasado. Comenzó a estudiar abogacía y dejó. Después probó en el Colegio Militar y también le fue mal. Para colmo no tenía trabajo", señaló una fuente del caso. Lo cierto es que el departamento estaba a punto de ser vendido porque el plan de madre e hijo era irse a vivir a Mar del Plata, donde se encuentra radicado un hermano de Tarbuch.
No obstante, los voceros consultados contaron que un abogado que es primo y sobrino de los protagonistas de esta historia tenía a su cargo la sucesión del inmueble ya que al parecer la escritura aún estaba a nombre de Ana. "Ya les habían entregado una seña y la semana que viene recibirían el resto a cambio de la escritura. Después se iban para Mar del Plata", comentó asombrada Elda, una vecina del monoblock A.
Según los investigadores, Danilo tenía arranques de violencia y vivía "acelerado". Solía discutir a los gritos con su novia y también con su madre. En más de una oportunidad aseguró estar afiliado al Modín, el partido político de Aldo Rico.
Sus vecinos recordaron a Adela como una mujer activa, reservada y respetuosa. Nunca nadie advirtió que su hijo la maltratara, pero sí muchos sabían de los problemas económicos que ambos afrontaban por la falta de trabajo del hombre. Una de las últimas veces que la vieron con vida fue cuando regresó de Mar del Plata, donde visitó a su hijo y nietos. Las mismas personas con las que se reencontraría luego de vender del departamento transformado en el escenario de la tragedia.



Danilo Tarbuch maltrataba a su madre en esta vivienda. (Foto: Gustavo de los Ríos)
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