| | cartas El derecho de los pueblos
| Si algo debe ser inalienable es el derecho de los pueblos a su autodeterminación. La posibilidad de construir una sociedad basada en el respeto a los derechos humanos, las libertades y la justicia social debe pasar del anhelo a la concreción. Perplejos asistimos a la distancia al infame accionar del imperialismo contra el pueblo de Venezuela. Más allá de los acuerdos o simpatías que pueda despertarnos el gobierno de Hugo Chávez Frías, lo cierto es que con absoluto desparpajo están sometiendo a un acoso que significará dolor y muertes al pueblo venezolano. Como lo hizo el imperialismo a lo largo de la historia, que impone o pretende imponer a sus sátrapas, es decir personeros imperiales que expolian a los pueblos al servicio de los monopolios. Hoy el gobierno de George Bush, cabeza de las corporaciones del petróleo y las fábricas de armamentos, actúa como verdugo de pueblos en diversos puntos del orbe. Sin contemplaciones, aniquilando niños en Irak con el bloqueo y en Latinoamérica con planes de ajuste crónico. Si el gobierno de Chávez es derribado no será por sus errores sino por sus aciertos. Desde esta latitud nos corresponde decir "que los hombres deben ser sagrados para los hombres, así como los pueblos son sagrados para los pueblos". La libertad de los pueblos debe ser una aspiración por la que hay que bregar cotidianamente sin claudicaciones, pues los pueblos no necesitan caudillejos iluminados, los pueblos se necesitan a sí mismos dignos, libres y conscientes. Carlos A. Solero
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