Jean-Louis Doublet
Washington. - La firmeza de EEUU frente a Irak es el primer ensayo de su nueva estrategia global, que incluye acciones militares preventivas para enfrentar las amenazas y la utilización de una fuerza "demoledora", incluida nuclear, si son atacados con armas de destrucción masiva. En tres meses, Washington se habrá dotado de una nueva estrategia, y expondrá en un lenguaje sin vueltas aquello que pueden esperar los países a los que George W. Bush incluye en el eje del mal (Irak, Corea del Norte, Irán) y algunos otros. "Debemos estar listos para detener a los Estados granujas y sus asociados terroristas antes de que sean capaces de amenazar o de utilizar armas de destrucción masiva contra EEUU, sus aliados y sus amigos", advirtió el gobierno estadounidense en septiembre, en un informe titulado La estrategia para la seguridad nacional de EEUU. "EEUU continuará precisando claramente su derecho a responder con una fuerza demoledora y con todas las opciones a su disposición a la utilización de armas de destrucción masiva en su contra, sus fuerzas en el extranjero, sus amigos y sus aliados", enfatizó un segundo informe titulado Estrategia nacional para combatir las armas de destrucción masiva, publicado el 10 de diciembre. Con la estrategia antiterrorista presentada a mediados de julio, la administración Bush tiene ahora todos los elementos a su disposición para responder, a quienes se sorprendan de su determinación, que ya fueron advertidos. Pero George W. Bush también sabe mostrarse más diplomático, lo cual queda en evidencia con sus esfuerzos para asociar a las Naciones Unidas a su política contra Irak. Frente a Corea del Norte, Washington se muestra mucho más flexible que con Bagdad, a pesar de que, según el gobierno estadounidense, Pyongyang tiene dos bombas atómicas y planea desarrollar otras todavía más sofisticadas. La sola amenaza de recurrir a armas demoledoras (léase nucleares), podría asimismo hacer reflexionar a eventuales agresores. Responsables del gobierno Bush recordaron que en 1991, justo antes del inicio de la Guerra del Golfo, fue suficiente con enviar a los iraquíes una carta previniéndoles de que EEUU planeaba recurrir a armas nucleares, para disuadir a Bagdad de utilizar las armas de destrucción masiva de las que disponía. Según los estrategas estadounidenses, hay que salir del esquema de la Guerra Fría y del equilibrio del terror que reinaba entonces entre Washington y Moscú. "Nuestros nuevos adversarios no piensan en forma prudente. Toman riesgos", destacó uno de ellos bajo condición de anonimato. "No podemos esperar a ser atacados para reaccionar", afirmó. Pero el enemigo es muchas veces difícil de definir, como lo prueban las incertidumbres reinantes sobre la suerte de Osama Bin Laden, jefe de la red terrorista Al Qaeda que reivindicó los atentados del 11 de septiembre de 2001, que dejaron unos 3.000 muertos en Nueva York y Washington. Para esos ataques aviones secuestrados fueron utilizados como misiles. El gran temor de Washington que los países del "eje del mal" den a los terroristas medios mucho más atroces para atacar, ya sean biológicos, químicos o incluso nucleares. "Todos los factores antes asociados a la teoría de la disuasión cambiaron. Necesitamos nuevos conceptos y nuevas capacidades, afirman estos funcionarios del gobierno de Bush. (AFP)
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