Año CXXXVI
 Nº 49.695
Rosario,
lunes  16 de
diciembre de 2002
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Y a la bici le rodó una lágrima
Gabriel Curuchet colgó la bicicleta
El máximo campeón argentino de la historia se retiró oficialmente

Gabriel Curuchet, el máximo campeón argentino de la historia, se retiró oficialmente del ciclismo y como no podía ser de otra manera lo hizo con un triunfo en las Tres Noches del Deporte en la ciudad que lo vio nacer como hombre y corredor: Mar del Plata, y en pareja con su inseparable hermano Juan.
De este modo Gabriel Curuchet, de 39 años, cerró su extensa carrera deportiva con un fabuloso currículum que incluye además de los 14 títulos nacionales tres medallas en campeonatos mundiales, 10 preseas doradas en Copas del Mundo y una infinidad de conquistas a lo largo de sus 21 años en el seleccionado nacional.
Sin embargo el prestigioso ciclista marplatense dejó bien en claro que su retiro pasa más que nada por una cuestión personal y no por rendimiento físico, ya que a lo largo de las Tres Noches de Mar del Plata demostró que aún le queda cuerda para rato si es que quisiera seguir compitiendo en el deporte de sus amores.
Gabriel Curuchet, junto con su hermano Juan, con quien logró la mayor parte de sus triunfos a lo largo de su vida, se llevó la victoria con total autoridad superando a prestigiosos ciclistas de la talla del suizo Franco Marvulli y el olímpico Walter Pérez, y los españoles Juan Llaneras e Isaac Gálvez.
Los hermanos Curuchet acumularon 174 puntos y se llevaron la victoria en estas emotivas Tres Noches del Deporte tras superar por una vuelta y 72 unidades de ventaja a la dupla del campeón mundial suizo Marvulli en dupla con Pérez, y por un giro y 111 puntos a la pareja de los españoles Llaneras y Gálvez, ganadores de medallas doradas en mundiales y Juegos Olímpicos.
La última jornada fue muy emotiva y las pruebas pasaron a un segundo plano ya que la clasificación general, por el excelente andar de los hermanos Curuchet, estaba sentenciada en favor de estos ciclistas locales, por lo que Gabriel se pudo dar el lujo de disfrutar de sus últimas pedaleadas con tranquilidad.
Obviamente el máximo campeón argentino de la historia quería despedirse con un broche de oro y lo cierto es que la fiesta le salió redonda, porque pudo quedarse con el triunfo con total autoridad y sobre todo en compañía de su inseparable hermano Juan y ante su gente, la marplatense, que lo aplaudió a rabiar.
Tras las primeras pruebas en las que Juan Curuchet demostró ser el mejor en la modalidad de eliminación y el suizo Marvulli dejó en claro su calidad, Gabriel realizó una serie de homenajes en el podio a personajes destacados de Mar del Plata y cerró estos agradecimientos con toda su familia en el escenario.
Las primeras lágrimas de emoción rodaron por las mejillas del mayor de los hermanos Curuchet cuando se sacó la foto familiar, pero luego vendrían más y más mientras giraba en las últimas vueltas de la prueba a la americana, que ganó con un sprint brillante haciendo levantar a todo el público presente.
La última prueba de su vida pasó a gran velocidad para el marplatense, pero en los giros finales sufrió un gran susto cuando los españoles se desprendieron del pelotón en busca del triunfo, lo cual no impediría que los Curuchet se quedaran con la victoria en la general, aunque Gabriel también quería imponerse.
Fueron cinco últimas vueltas a gran velocidad. Juan salió a buscar a los fugados aunque la diferencia no podía achicarse, pero cuando le dio el pase a Gabriel, el Negro, como se lo conoce cariñosamente, sacó fuerzas de donde no tenía y en los últimos metros logró quebrar a los españoles para llevarse el triunfo.
Gabriel, con lágrimas en los ojos y una satisfacción inmensa alzó los brazos en busca del cielo y dio un giro al velódromo que estallaba entre gritos y aplausos. Pero su felicidad no era completa, le faltaba algo, y lo encontró en la línea de llegada.
Ahí estaba Juan, llorando como un chico esperando a su hermano. Y cuando Gabriel se bajó de la bicicleta, ambos se fundieron en su sentido abrazo que se extendió por largos minutos en los que todos los espectadores se emocionaron a la par de estos dos ciclistas que supieron en conjunto ganarse el cariño de todos.
Sin embargo la emoción no terminó ahí, porque Gabriel y Juan, siempre abrazados, se arrodillaron en la pista y la besaron con ternura, para luego disponerse a dar un giro triunfal sobre las bicicletas, en lo que quedará grabado como la última vuelta juntos de los hermanos Curuchet, algo que parecía que nunca iba a llegar.
Luego vino el podio, más abrazos y besos para Gabriel, quien sin poder dejar de sonreir como lo hizo a lo largo de toda su carrera deportiva, se mostró satisfecho por todo lo que le dio este este deporte diciendo por el micrófono: "Simplemente gracias".
Sin embargo Gabriel, al expresar este sencillo reconocimiento quizás no se dio cuenta que el que verdaderamente le estará agradecido por siempre es el ciclismo argentino, por todas las enseñanzas que dejó y por haberlo llevado a lo más alto a lo largo de sus 21 años recorriendo el mundo y defendiendo a su celeste y blanca. (Télam)



El festejo de Curuchet, un símbolo de su carrera.
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