Anibal Fucaraccio / La Capital
El cierre de temporada para el Jockey Club se dio en un marco más que adecuado para la ocasión. Ayer mucha gente aficionada al rugby se llegó hasta las cuatro hectáreas de Fisherton para disfrutar de una tarde soñada donde convivieron un sol a pleno con las más reconocidas personalidades de este deporte, tanto a nivel local como nacional. La jornada comenzó temprano con un atractivo choque de Veteranos Classic. Allí se pudo disfrutar de la presencia entre otros notables de Martín Sansot, Javier Escalante, Horacio Gattarello y Marcos Baeck. Posteriormente jugaron la Intermedia (único equipo del Jockey que obtuvo un triunfo) y la sexta división que de esa manera se despidió del rugby infantil. Luego, se disputó el partido entre los Classic Junior, otra de las genuinas atracciones de la tarde. En ese encuentro integraron el equipo Invitación Classic de Argentina: Marcelo Valesani, Mario Gerosa, Gabriel Estellés, Federico Risler, Raúl Pérez, Gerardo Bernaschini, Nicolás Bossicovich, entre otros. Por el lado de Jockey estuvieron Rodrigo Crexell, Martín Sugasti, Guillermo del Castillo y Pedro Baraldi, por mencionar sólo algunos. En el cotejo central se enfrentaron la primera división de Jockey y el Barbarians Team Argentina, conjunto que fue conducido por el tucumano Oscar Prado y el rosarino Rubén Serri, y allí la historia se inclinó con énfasis para el lado de la visita. Si bien el partido era una válida excusa para festejar el cierre del año de los dueños de casa, los Barbarians salieron decididos a dejar bien en alto su honor y sus antecedentes. Y además a Jockey le faltaron varias de sus figuras (Silvetti, Palou, Andrés Cavallieri y Fradua), debido a lesiones. Por eso de arranque se presentó una diferencia notable que llegó a 35 a 0 a los 28'. La visita movía mucho la pelota, tenía una mayor dinámica y disponía de las mejores ocasiones para jugar y todo eso, indefectiblemente, se reflejó en el marcador. Jockey tenía poco la ovalada y sólo atinaba a hacer lo que le dejaban. Las infatigables ganas de Sebastián Preumayr y algunas corridas de Nacho Paganini y Salamanca encendían una tibia cuota de esperanza. Recién sobre el final del primer tiempo reaccionó, tomó conciencia y dejó en claro que iba a presentar oposición. Pero esa oposición duró hasta promediar el complemento donde los Barbarians volvieron a hacerse dueños de las acciones merced a la buena conducción de Magín Moliné que desembocó en el lucimiento de los tres cuartos albinegros y en varios tries para el aplauso.
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