Hace algunas semanas, la Asociación de Hipódromos desató una verdadera tormenta en el ambiente hípico rosarino, denunciando ante la Justicia provincial la competencia desleal que desde distintos bares de la ciudad se hacía en materia de venta de boletos para las carreras denominadas "foráneas". Esta denuncia le está trayendo un dolor de cabeza al primer juez que la recibió, pues no le atribuyó la importancia que evidentemente tuvo y derivó en denuncias contra el propio magistrado por no cumplir puntualmente con sus tareas. Con algún retraso y tras la intervención de otra jueza, fuerzas policiales "no contaminadas" -al decir de los entendidos- denominadas T.O.E. (Tropas de Operaciones Especiales), hicieron una serie de procedimientos secuestrando sofisticados equipos de comunicaciones, receptores, televisores, facsímiles y otra serie de elementos incriminatorios, que pusieron en evidencia el juego clandestino que denunciaba la Asociación de Hipódromos. La consecuencia principal de estos allanamientos, además de la detención de algunos de los responsables (que no son delincuentes sino infractores, ya que el juego clandestino es una falta y no un delito), fue la clausura de los locales en cuestión. Esto motivó que los habitúes de los bares, que evidentemente son apostadores consuetudinarios, tuvieran que buscar otro sitio para sus apuestas. Y lo único que encontraron fueron los sitios oficiales de apuestas, es decir el hipódromo Independencia y las pocas agencias autorizadas que regentea la Asociación de Hipódromos en todo el conurbano rosarino. Lo llamativo del caso, según confidencias del personal vinculado a la Asociación de Hipódromos, es que el volumen de las apuestas foráneas "legales" que se reciben en Rosario ha aumentado en forma realmente significativa. En algunas jornadas se vendió más de cuatro veces el importe habitual. Como el Jockey Club de Rosario percibe de la Asociación de Hipódromos un alto porcentaje de las apuestas, ya que es la entidad autorizada por el gobierno provincial para regentear en la segunda circunscripción judicial esta actividad (Ley Nº5.317), los directivos que encabeza el doctor Mario Celestino Araya se han venido restregando las manos, a la vista de un impensado aguinaldo que ha venido a engrosar las arcas de la institución de la peatonal Córdoba y Maipú. De lo expuesto, surgen dos interrogantes: 1) ¿Será para siempre la clausura de los locales de venta clandestina de boletos, o volverán pronto, en los mismos o en otros lugares? 2) ¿Qué hará el Jockey Club de Rosario con esta inyección de dinero que no esperaba? La primera pregunta es problema de los poderes del estado. La segunda nos atañe a todos los que estamos vinculados al turf. Sería bueno que hasta la última moneda recaudada se destine a reforzar los premios de las carreras y a mejorar las instalaciones del hipódromo, en especial las muy deterioradas pistas (en 11 meses hemos perdido a 35 s.p.c. a causa de ella). Aunque sea por una vez, sería bueno que los directivos del turf informen con puntualidad y transparencia qué hacen con el dinero que recaudan en materia hípica, en lugar de quejarse de los déficit sin mostrar los balances del caso. Porque hay una ecuación matemática que no cierra de Country rico y el turf muy pobre; además nadie todavía ha dado las explicaciones de dicha ecuación. A.S.
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