"Le voy a dar la última pista", le dice el enigmático contador de historias al detective Juan Foster. Los personajes de "Huellas" están en medio de las antiguas máquinas rotativas del diario La Capital, donde se grabó el capítulo final de la tira que dirige Gustavo Postiglione. El último programa del ciclo saldrá al aire el próximo domingo, a las 21, por Canal 3. "El diario es un lugar muy paradigmático de la historia de nuestra ciudad -comentó Postiglione-. El lugar de las rotativas nos vino como anillo al dedo. También estuvimos buscando material en el archivo del diario", agregó. "Mi personaje, Juan Foster, va a La Capital a buscar una pista, de las muchas que le vienen dando, y todavía no tiene en claro cuál es auténtica y cuál es falsa -anticipó el actor Carlos Resta-. En el diario va a encontrar la penúltima pista, que lo va a llevar al puente Rosario-Victoria, donde está la persona que le permitirá descubrir la esencia de la ciudad", relató. En el programa, que mezcla ficción y realidad, aparecerán como entrevistados diferentes personajes del diario, como el periodista Luis Etcheverry, el operador de microfilme Nicolás Yuvone y el supervisor de planta Rodolfo Cortinez. Cuatro empleados del sector comercial también participaron como extras. Durante la grabación sorprende el ambiente relajado. Los actores repasan el libreto mientras comen bizcochitos. Se apagan los celulares, se acomodan los micrófonos y se escuchan los primeros chistes. Es casi imposible caminar por la zona sin tropezar con un cable. La sala de las rotativas parece la escenografía de una película bizarra de ciencia ficción. Héctor "El Nene" Molina, que se ocupa de la fotografía, pide silencio a la gente de producción que está cuchicheando detrás. El clima es totalmente distendido hasta que El Nene grita "corre", Postiglione dice "acción" y la cámara empieza a rodar. El detective Juan Foster está con su inseparable acompañante César (Coki Debernardi) y con el contador de historias (Tito Gómez). La primera escena se repite cinco veces. Así es la televisión. Una escena de apenas dos minutos lleva unos cuarenta minutos de tiempo real. La grabación comenzó poco después de las 20 y se extendió hasta las 2 de la madrugada. El paso a otra escena, detrás de las rotativas, es todo un asunto. Otra vez hay que ajustar la iluminación y hay que ensayar. Pero en el ambiente no parece haber mucho apuro, y menos cuando llegan los sandwiches y las gaseosas. Nadie se quiere perder el refrigerio. El ensayo es un show aparte. En esta escena entra un nuevo personaje, Ricardo (Matías Martínez Videla), un extraño periodista perdido en las rotativas. Los actores no coordinan y no pueden aguantar la risa. Están esperando que Coki Debernardi hable, pero Coki se queda callado y hay que barajar y dar de nuevo. En ese momento el backstage es mucho más divertido que el diálogo que marca el guión. "Estos son unos obsesivos, unos perfeccionistas", comenta uno de los productores, mientras las escenas se repiten hasta que el director queda conforme. Entrada la madrugada, el detective Juan Foster deja el diario, convencido de haber reunido todas las huellas para resolver el enigma.
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