Caracas. - Estados Unidos dio un espaldarazo a la oposición del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, al pedirle que llame a elecciones anticipadas, en medio de un paro general indefinido de 12 días que paralizó las exportaciones petroleras. "Estados Unidos está convencido de que el único camino pacífico y políticamente viable para salir de la crisis es a través de la celebración de elecciones anticipadas", comentó la Casa Blanca en un comunicado.
El canciller venezolano, Roy Chaderton, fue el encargado de intentar tranquilizar a Washington. El canciller afirmó que el gobierno "está estudiando diversas opciones" para una salida electoral a la crisis que vive el país, al concluir una reunión con el subsecretario adjunto para asuntos hemisféricos occidentales de EEUU, Thomas Shannon. "Hay dos opciones legales y constitucionales: el referéndum consultivo y el revocatorio. Aparte de estas dos soluciones constitucionales, podríamos trabajar la idea de alternativas dentro de la Constitución", indicó Chaderton.
El comunicado de la Casa Blanca se produjo un día después de la llegada a Caracas de Shannon, quien el jueves por la noche se reunió con el secretario general de la OEA, César Gaviria, para analizar la crisis de Venezuela. Shannon comentó a su llegada: "Tenemos la buena voluntad en ayudar a buscar una salida pacífica, democrática, constitucional y electoral a un conflicto político que realmente paralizó al país y que nos tiene a todos preocupados".
Las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela -país que suministra el 14% de las importaciones de petróleo que realiza Washington- han pasado por momentos de tensión debido a que Chávez se ha acercado a gobiernos enemigos de la Casa Blanca, como el de Cuba, Libia e Irak.
Según analistas, Washington debió actuar con más cautela de la habitual ante esta crisis, después del error cometido por el Departamento de Estado en abril, cuando expresó su apoyo a los autores del intento frustrado de golpe de Estado contra Chávez, electo democráticamente. Ese "error" habría sido ocasionado porque en esos días no estaba en Washington el secretario de Estado, Colin Powell, y se encargó de diseñar la reacción el entonces secretario de Estado adjunto para América latina, Otto Reich, un cubano anticastrista del ala más derechista del Partido Republicano.
El "paro cívico", que comenzó el 2 de diciembre, se convirtió en una batalla entre el gobierno y la oposición para controlar la vital industria petrolera, que suministra el 80% de los ingresos por exportación de la nación sudamericana. Antes de la huelga, Venezuela exportaba 2,7 millones de barriles por día (bpd) de crudo. Empleados rebeldes de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) anunciaron el jueves que se mantendrán en paro hasta que Chávez dimita y llame a elecciones. El canciller, Roy Chaderton, afirmó el jueves que los opositores están utilizando el petróleo para derrumbar al gobierno de Chávez, "pero no van a tener éxito".
El objetivo de los grupos sindicales, empresariales, políticos y civiles opositores es celebrar elecciones anticipadas tras la renuncia de Chávez, quien llegó hace cuatro años al poder con el apoyo de más del 50% de la población y aún conserva más del 30% del respaldo popular, según la última encuesta.
Pero el militar retirado insistió en aferrarse a la Constitución, según la cual hay que esperar hasta agosto del 2003 para que se pueda convocar legalmente a un referendo revocatorio de su mandato que concluye en el 2007. La oposición, entre otras acciones para apoyar sus demandas, marchó ayer desde una de los edificios de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) hasta el exclusivo barrio de Las Mercedes. Por su parte, los seguidores de Chávez se concentraron en los alrededores del palacio de Miraflores, sede del gobierno, para conmemorar los ocho meses del frustrado golpe de Estado de abril.
La Iglesia Católica, mientras tanto, llamó a los venezolanos a buscar salidas pacíficas y democráticas de la crisis política que afecta a la nación. Monseñor Baltazar Porras, presidente de la Conferencia Episcopal, tomó la palabra en nombre de la Iglesia. "Todavía estamos a tiempo para evitar esta trágica ruptura social, es imperativo buscar salidas que sean pacíficas y democráticas", afirmó el eclesiástico. (Reuters, DPA y AFP)
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