| | cartas Indignación y vergüenza
| Estoy leyendo que se está intentando solucionar la barbaridad o locura de la desnutrición de los chicos de Tucumán con ayudas que vienen de Finlandia, Japón y España, y no puedo salir de mi asombro. Finlandia tiene una extensión de 337.032 kilómetros cuadrados, de los cuales más del 60 por ciento están cubiertos de bosques; Japón (es una isla) tiene 36.9724 km. cuadrados y no hablemos de la cantidad de habitantes que tiene que alimentar, y España, el más grande de los tres, tiene una extensión de 504.750 km. cuadrados y posiblemente nos ayude con las sobras de las ganancias obtenidas en las empresas que privatizaron Menem y sus socios. Los tres suman una superficie de 1.211.506 kms. cuadrados, esto equivale al 43,40% de la extensión territorial de la Argentina que es de 2.791.810 km2, y no deseo detenerme a considerar la fertilidad de nuestras tierras -pensar que fuimos el granero del mundo-. Se me ocurre que la respuesta a esta profunda incompatibilidad hay que buscarla por el lado de la política, actividad humana al servicio del bien común de todo el pueblo. Si consideramos el potencial productivo de nuestra patria somos un país del Primer Mundo, pero como padecemos dirigentes de quinta, la ecuación 1 más 5 dividido por 2 es igual a 3. Somos un país del Tercer Mundo. Una última consideración: me parece que sería entendible aunque nunca justificable que en la Argentina la salud, la educación, la tecnología, no respondieran a las necesidades de la población, pero en la Argentina no podemos morirnos de hambre. Roberto Camusso
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