Gustavo Orellano / La Capital
Casilda. - Los casildenses aún no pueden salir del asombro que les provocó haberse enterado por La Capital que monseñor Eugenio Segundo Zitelli se negó a bautizar a una nena con su auténtico nombre por tener ascendencia aborigen. Los padres de la pequeña, José y Mónica Villegas, ayer intentaron comunicarse con el Arzobispado de Rosario para pedir que su hija vuelva a recibir el sacramento con su verdadero nombre, pero no fueron atendidos a pesar de la insistencia. "Llamé cinco veces y siempre me decían que me comunique dentro de un rato porque la persona con quien tenía que hablar estaba ocupada. Creo que no quisieron hablar conmigo", dijo Mónica. La familia ahora pretende que Zitelli bautice nuevamente a la chiquita como Fiama Ayelén, tal como fue anotada en el Registro Civil y como consta en la fe de bautismo. Es que el religioso cuando la bautizó el pasado 1º de diciembre en la capilla María del Rosario de San Nicolás, en barrio Barracas, indujo a los padres para que cambien su segundo nombre por María, tras considerar que Ayelén es "de ascendencia india y -según Zitelli- necesita un nombre de santo protector", recordó la mujer. El sonado caso fue repudiado por representantes locales de organismos de derechos humanos. Al respecto el presidente de la agrupación Unidos por la Memoria y Ante el Olvido de Casilda, Juan Noste, calificó la actitud de Zitelli como "un acto de corrupción religiosa". "Es un mensaje durísimo -añadió el dirigente- porque refleja la visión que tiene este sacerdote sobre los aborígenes, a quienes considera personas que no pueden integrar la grey católica por no tener un nombre santoral". "En un reportaje, Zitelli dijo que nos aconsejó ponerle un segundo nombre a la nena porque no lo tenía, pero eso no es cierto porque antes del bautismo me preguntó como se llamaba y yo le contesté. Estoy indignada y espero por lo menos que nos pida disculpas por el mal momento que nos hizo pasar", acotó la mamá de Fiama. Por su parte, una integrante de la comisión de la capilla donde fue bautizada Fiama se mostró indignada por lo sucedido, aunque prefirió no hacer declaraciones. Lo mismo sucedió con otras personas que fueron testigos del episodio. En Casilda parece existir la particularidad de que a Zitelli se lo critica desde el silencio, pero pocos se atreven a cuestionarlo públicamente. Años atrás, cuando los organismos de derechos humanos organizaron un escrache para repudiar su desempeño como capellán de la policía de Rosario durante la última dictadura militar, los casildenses prácticamente no participaron, a pesar de que todos conocen su historia. Zitelli está cuestionado por haber avalado la tortura como un método para obtener información.
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