Carolina Taffoni / La Capital
Alejandro Lerner se presentará hoy, a las 22, en el Anfiteatro Municipal Humberto De Nito, en el marco del ciclo "Rosario en concierto". El cantante repasará los grandes clásicos de su carrera, incluidos en su último álbum, "Lerner vivo", que ya es disco de oro. También estrenará tres temas nuevos: "Mira hacia tu alrededor", "Me fui pal' extranjero" y "Sin tu amor", que formarán parte de su próximo compacto de estudio.
En diálogo con La Capital, Lerner se definió como "maníacamente optimista", confesó que la crisis de los cuarenta lo llevó a un cambio positivo y disparó: "Yo no tengo los prejuicios que tienen la mayoría de los argentinos".
-¿Alguna de tus nuevas letras habla de la crisis del país?
-Sí, la de "Me fui pal'extranjero". Habla de un tipo que se tiene que ir a buscar trabajo en otros pagos. Y después vuelve porque acá hay cosas que no va a encontrar en ningún otro lado. Me inspiré en los argentinos que veo cuando viajo a otros países. Veo esa melancolía de haber ido a buscar algo que de cualquier manera no va a reemplazar al mate, los amigos, la familia y el folclore nuestro. Los que están en Estados Unidos, por ejemplo, se sienten en otro planeta.
-¿Alguna vez pensaste en radicarte definitivamente en Estados Unidos?
-No, porque desde que yo nací hay problemas en mi país, estoy acostumbrado. Pero con mi carrera abrí posibilidades de trabajo y desarrollo para no limitarme a tocar sólo en la Argentina.
-¿Cómo nació el tema "Hoy es adiós", que hacés con Carlos Santana?
-Lo compuse con dos compositores, uno alemán y otro belga, radicados en Los Angeles, que es donde yo paso la mitad del año. Yo hice la letra y la canté, y después se la mandamos a Carlos. Durante un año el tema estuvo preseleccionado con otras 500 canciones. Cuando lo eligieron Carlos me llamó y nos conocimos.
-¿Ahora es más conveniente girar por el exterior?
-Para mí, más que conveniente es inevitable. Yo hace más de ocho años que trabajo en los Estados Unidos. Este año toqué en Londres, Nueva York y Miami.
-¿Cuál es la imagen que tienen de la Argentina desde afuera?
-La imagen de un país que tiene de todo y es muy desorganizado. Un país que tiene todas las posibilidades para ser rico y desarrollado, pero con un nivel de corrupción que no permite que crezca.
-¿Cómo lográs congregar a músicos tan diferentes como Soledad, Juanse o Sandra Mihanovich?
-Yo no tengo los prejuicios que tienen la mayoría de los argentinos. A la gente la convoco porque le tengo afecto y respeto. Y ellos se suman porque sienten lo mismo. El público no va a dejar de venir porque uno hace rock y otro hace folclore. Ese es un concepto de la época medieval. Cuando se dan cuenta de que Soledad puede estar cantando "Rutas argentinas" con Erica García está todo bien. En el concierto del domingo pasado terminé tocando con los Ratones Paranoicos, somos superamigos.
-Ahora los músicos también parecen estar más abiertos...
-Sí, y eso es educación. Cuando un país baja el nivel de educación saltan los prejuicios. El respeto se da cuando nos damos cuenta de que estamos todos en la misma barca. Hay gente que tiene más o menos talento, pero eso no depende del tipo de música que haga. Yo puedo tocar bien jazz, blues, una balada o un rock and roll, y la gente lo recibe porque está abierta a compartir. Por eso se da que Carole King venga a un concierto mío a cantar. Ese fue un gesto de generosidad que para mí ha sido un ejemplo increíble. Lo mismo me pasó con Armando Manzanero y con Gino Vanelli.
-Tenés 45 años, ¿te tocó vivir la crisis de los 40?
-Sí, y cómo (risas). Fue una crisis fuertísima. Cuando uno cumple los 40 hay algo en tu ser que empieza a sacar conclusiones. Yo terminé con una relación afectiva, cambié de manager, terminé con una compañía discográfica, me puse las pilas con mi estado físico. Además no me sentía muy excitado con lo que estaba haciendo artísticamente. Ahí compuse "Volver a empezar".
-Fue una crisis positiva...
-Yo soy maníacamente optimista, no me banco quedarme con la pálida. Trato siempre de ver el vaso medio lleno. Hay gente que se queda en la pálida, yo para nada, prefiero aprovechar los cambios positivos.
-¿Estás arrepentido de algo?
-No, si todavía estoy tocando algo bien debo haber hecho. Igual no voy a confesar mis fracasos (risas). Pero fracasos tuve, es imposible estar triunfando todo el tiempo.
-¿Tenés idea por quién vas a votar?
-No, y si lo supiera tampoco lo diría. Además uno hoy en día no vota por ideologías, porque ninguna ideología está bien representada. Yo busco un perfil de honestidad y sensibilidad social.
-¿Adherís al "que se vayan todos"?
-Estoy de acuerdo con que este país necesita un recambio generacional de los políticos, porque hay una generación que ha sido asesinada y que no le ha dado la oportunidad al país de que tenga gente de mejor nivel y preparación.
-A pesar de la crisis, ¿notaste cambios en el país en los últimos meses?
-Sí. Más allá de todos los sufrimientos y las necesidades de mucha gente, creo que en Buenos Aires se respira un clima de un poquito más de tranquilidad. Hay un horizonte de esperanza. Hasta hace muy poco tiempo no había ni eso.
-Estás de gira por las provincias, ¿cómo ves el interior?
-Hay una gran diferencia psicológica con Buenos Aires. La gente del interior está arraigada a la tierra, sabe lo que quiere decir ser argentino. Alguien que vive cerca del lago Nahuel Huapi o del glaciar Perito Moreno tiene un arraigo distinto al nuestro y tiene una manera diferente de manifestar los problemas. Los porteños son quejosos y por lo general pesimistas.
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