Caracas. - Los venezolanos formaban filas en los cajeros automáticos y las estaciones de servicio del país al entrar ayer en su segunda semana el paro lanzado por los opositores al presidente Hugo Chávez para presionar en favor de un referendo sobre su renuncia anticipada. El paro cívico por tiempo indeterminado entró ayer en su octava jornada, logrando la extensión a otros sectores, como la banca, la enseñanza privada y los empleados del sistema impositivo, además de controladores de vuelo y los navegantes fluviales.
La impresión general es que el gobierno no logra controlar la huelga en la gigante estatal Petróleos de Venezuela, PDVSA, y que a partir de este punto clave está perdiendo la pulseada con el bloque opositor, ya que el país se paraliza progresivamente.
El número de buques petroleros parados llegaba ayer a 30, sumando la totalidad de la flota de PDVSA y numerosos privados. En este caso el paro es por falta de seguridad en las terminales. Entre los buques de la petrolera estatal fondeados en el lago de Maracaibo se halla en Pilín León, la primera nave en adherir al paro.
Ayer también se sumó el sindicato de pilotos marinos del río Orinoco, por lo que la principal vía fluvial del país quedó paralizada. Aproximadamente diez buques -no petroleros, sino cargueros de mineral de hierro- se encuentran anclados en el canal del río.
Asimismo, dos grandes refinerías informaron que estaban técnicamente paralizadas ante la falta de materia prima. Grupos "bolivarianos" del gobierno tomaron por la fuerza una empresa transportista de combustible en el interior del país.
Caracas, semidesierta
Caracas, así como otras ciudades del país, registró en la mañana menos tráfico de vehículos y personas que en días normales y la banca no funcionaba por "luto nacional", por el asesinato de tres personas el viernes cuando al menos un hombre disparó contra una manifestación opositora en una plaza del este de la capital. El sistema educativo privado también se sumó al luto, lo que de hecho significa que no hubo actividad escolar. Lo mismo ocurrió con la banca, a los que sumaron los empleados del sistema fiscal. Las calles de la capital aparecían semidesiertas, y aunque la mayoría de negocios permanecía abierto, no había casi clientes.
Chávez y sus opositores están trenzados desde hace ocho días en una pulseada cuyo desenlace depende del control de la vital industria petrolera, que representa el 80% de las exportaciones venezolanas y 50% de los ingresos fiscales.
La huelga, con la que la oposición busca presionar a Chávez para que acepte un referendo consultivo para llamar a elecciones anticipadas, comenzó con poco vuelo el lunes 2, pero cobró fuerza días después cuando los trabajadores petroleros decidieron adherirse.
La casi paralización del sector hizo que Chávez anunciara el fin de semana una "batalla petrolera" para evitar la paralización de PDVSA, que incluyó la reestructuración de la junta directiva de la empresa y la sustitución de gerentes y empleados rebeldes. Chávez y su ministro de Energía amenazaron con despedir a los empleados que no obedezcan a los nuevos dirigentes, pero ayer ya hubo manifestaciones de rechazo de trabajadores de PDVSA. La amenaza de echar a los empleados que acaten la huelga sigue vigente, pese al alto nivel de abstención. Los diarios independientes denunciaron que trabajadores desconocidos, muchos extranjeros, estaban entrando en las refinerías de PDVSA.
Exportaciones suspendidas
La producción de petróleo -que fue de 3,1 millones de barriles por día (bpd) en noviembre- ha sido reducida a la mitad por restricciones en el almacenamiento, reportaron fuentes de la empresa . Pero es aún peor el panorama de las exportaciones de crudos y productos refinados -cuyo principal destino es EEUU-, ya que siguen totalmente suspendidas y PDVSA se vio obligada la semana pasada a declarar la "fuerza mayor" a sus clientes, en busca prevenir demandas en caso de incumplimiento de contratos. Las operaciones de refinación están en niveles mínimos.
El llamado "paro cívico" fue lanzado por empresarios, sindicatos y organizaciones políticas de oposición para presionar la dimisión de Chávez por la vía de un referendo consultivo previsto para febrero del 2003, para luego ir a elecciones anticipadas. Pero el mandatario ha rechazado esa posibilidad y los ha llamado a esperar a que cumpla la primera mitad de su mandato, en agosto del 2003, cuando la Constitución prevé un referendo revocatorio que lo obligaría a renunciar.
Las partes se han radicalizado en sus posiciones mientras que el secretario general de la OEA, César Gaviria, esperaba reunir nuevamente en una mesa de negociación a miembros del oficialismo y de la oposición para buscar una salida electoral a la profunda crisis política.
La profundización del paro y la adherencia de otros sectores también podría a comenzar a afectar las exportaciones de aluminio, hierro, acero, que son manejadas por la estatal Corporación Venezuela de Guayana (CVG), por la adhesión ya citada de los pilotos de navegación del río Orinoco.