Caracas. - El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, buscó este fin de semana quebrar el paro nacional, que ayer entró en su séptimo día y mantiene detenidas las vitales exportaciones petroleras del país, pero fracasó en su intento por asumir el control militar de un buque cisterna de los muchos que ya apoyan la protesta opositora. La oposición afirma que el 80% de la actividad petrolera, en todos sus sectores, se halla paralizada. Desde el jueves el país no exporta hidrocarburos por la medida de fuerza. Ayer se sumó a la medida la flota fluvial. Anoche, y como hace desde que se inició la huelga, el dirigente gremial Carlos Ortega anunció la continuación de la medida también hoy.
Apenas dos días después del asesinato de tres personas -aunque también se informó de cinco- durante una manifestación antichavista, el mandatario dijo que está trabajando en una reestructuración en la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) para impedir, "cueste lo que cueste, que sea destruido el corazón de la economía venezolana ". "¡No van a poder parar la empresa petrolera, no van a poder quitarle a Venezuela la alegría!", bramó Chávez en su programa semanal de radio y televisión "Aló Presidente", mientras levantaba y besaba una imagen del Niño Jesús.
Respecto a PDVSA, además de recordar que sus instalaciones están reforzadas militarmente -al igual que las estaciones de servicio, que ayer aparecieron en manos de retenes militares-, el mandatario recalcó que "vamos a tomar un conjunto de decisiones, vamos a dar la batalla en todos los frentes que haya que darla". Esto significaría un cambio total de la gerencia de la firma estatal.
Sin embarques y un revés judicial
Venezuela, quinto exportador mundial de crudos, no ha embarcado buques con petróleo ni sus derivados desde el jueves, debido a que gran parte de la gerencia y empleados de PDVSA se sumaron al paro, con el que la oposición busca presionar a Chávez para que acepte un referendo que pregunte sobre su renuncia inmediata y el posterior adelanto de elecciones. La iniciativa ya fue aprobada por la autoridad nacional electoral.
En un intento por normalizar los embarques petroleros Chávez ordenó el sábado el abordaje militar del buque cisterna Pilín León y sacó al capitán de la nave. Pero ayer un tribunal dictaminó que el capitán del barco debía ser restituido porque la nueva tripulación -de la Armada- no estaba capacitada para asumir el control del buque, cargado con 44 millones de litros de nafta.
Otra docena de buques tanqueros de PDVSA se mantienen fondeados en los principales puertos petroleros del país, comprometiendo las obligaciones de Venezuela. El transporte interno de combustible también está detenido, lo que ha generado temores de desabastecimiento en la población, que en muchas ciudades del país ha hecho largas filas en las estaciones de servicios.Las compras nerviosas también han alcanzado a los expendios de alimentos. Ayer proclamó su adhesión a la huelga la flota fluvial, que a través de la cuenca del río Orinoco abastece gran parte del país.
La Organización de Estados Americanos (OEA) logró sentar de nuevo en la tarde del sábado al oficialismo y a la oposición a una mesa de negociaciones, que busca encontrar una salida electoral a la crisis. Pero no hubo acuerdo y ayer había dudas de que siguieran las conversaciones, mientras miles de opositores marcharon en Caracas hasta el cementerio donde fueron enterradas las víctimas del ataque del viernes, cuando varios pistoleros dispararon contra una manifestación opositora que apoyaba a un grupo de militares disidentes. (Reuters)
La Ciudad
