Año CXXXVI
 Nº 49.685
Rosario,
sábado  07 de
diciembre de 2002
Min 17º
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cartas
Salven a los niños

¿Cuál es el fundamento de decirle a una mujer que puede terminar con la vida de un niño antes de que nazca? ¿Para mitigar el dolor de una violación, un padecimiento físico o psíquico, o un niño anencefálico, podemos condenar a "no existir" al feto que no es culpable de estas realidades? Luego de haberse sometido a una práctica abortiva se despierta en la mujer que la realiza el choque cruento con la realidad: ¡sí, había vida en ese ser que llevaba en su seno maternal! El sentimiento de culpa que surge es abrumador. Demos la posibilidad del nacimiento y de la muerte cuando la naturaleza humana lo manifieste. Los hijos no nos pertenecen ni son un agregado de nuestro cuerpo. Los hijos son seres con derechos propios, únicos, irrepetibles y con un propio tiempo de existencia, que nosotros no podemos determinar con exactitud. El feto es uno de nosotros, sólo necesita que le permitamos desarrollar sus potencialidades. Si hay quienes dicen que no hay vida antes de determinada fecha, ¿por qué quieren arrancarlo de su madre? ¿A qué le temen? Seamos creativos en la búsqueda de soluciones: la adopción, la educación u otras opciones. Si al mirar el camino recorrido vemos la siembra de nuestra vida, los ojos confiados de un niño que nos mira y sus brazos extendidos que ruega por nuestro amor ¡sí hemos aprendido a vivir!
Claudia A. Ramacciotti de Paleari


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