Pedro Squillaci / La Capital
Jorge Drexler es un músico que disfruta de tocar. "El escenario es un confesionario, no se puede mentir", afirma. Su placer está en hacer canciones, por eso se anima a introducir una terminología un tanto antigua: "Soy cancionista". No se desespera por promocionar su último CD "Sea", y a contramano del mundo dice que el disco anterior le gustó más. Se ríe del marketing, dice que el éxito de "Sea" fue "suerte", y deja librado a su olfato el modo de sus composiciones. "Es muy fácil escribir lo que se vive, pero lo meritorio es vivir lo que se escribe", afirma. Sus letras no son politizadas porque asegura que le tiene "mucho miedo a la demagogia". Con todo esto, y una banda potente, vendrá este sábado al Astengo, a las 21.30. Insensibles, abstenerse. -¿Qué venís a presentar a Rosario? -En realidad es el después de "Sea", que, como disco, cumplió su ciclo. Lo que pasa es que se estiró un poco por las nominaciones a los premios Grammy, MTV y Gardel. Por suerte, tuvo mucha difusión. -¿Estás haciendo un nuevo disco? -No, en realidad estoy disfrutando de tocar. En España saqué cuatro discos en cinco años, y la verdad es que no tengo ningún apuro en volver a grabar. -¿Sentís que "Sea" fue el disco que te hizo más conocido? -Es mi último trabajo, es lo que más ganas tengo de tocar. Quizá es el más conocido pero "Frontera" tuvo buena repercusión en la Argentina. -¿Qué tiene de diferente "Sea"? -Ni idea. Suerte, supongo (risas). En realidad a mí me gusta más "Frontera" que "Sea", es más, creo que "Frontera" es el que mas me gusta de mis seis discos. -¿Sabés que muchos te descubrieron a partir de una publicidad de caldos, que tuvo mucha difusión en Argentina? Me refiero al tema "Me hacés bien", de tu último trabajo.¿No te molesta que te descubran un poco tarde y que sea por una publicidad de TV? -No sé si es tarde o es temprano. Las cosas se dan así. A mí me gustó la estética de la propaganda y por eso acepté dar ese tema. También me gusta la posibilidad de elegir. Hubo otro caso hace dos años, que me propusieron que "La edad del cielo" esté en una publicidad de cigarrillos, yo no la autoricé y la publicidad no se hizo. Y eso me hubiese abierto puertas, porque se iba a dar en toda Latinoamérica. -¿No creés que no son momentos para cerrar puertas? -Es que me parece que mas importante que entrar por cualquier puerta es tener la posibilidad de elegir. Estamos en una sociedad irresponsable, los que tienen el mando no asumen responsabilidades. Y me gusta decir, esto lo hago y esto no. -Para caer en un argentinismo, diríamos esto lo hago y me la banco... -Me la banco, eso (sonríe). -Tus letras aluden al amor en forma recurrente. ¿Es una tendencia habitual, o solo es lo que pasó en tus dos últimos discos casi de casualidad? -Realmente lo que se da en tu vida no necesariamente es lo que aparece en tus discos. Hay una frase conocida que dice "es muy fácil escribir lo que se vive, pero lo realmente meritorio es vivir lo que se escribe". Si estás enamorado y podés inducirte en ese recuerdo, como quien huele un perfume, eso es bueno. Para mí, componer es eso, es oler un perfume. Vas buscando por una habitación y por ahí una ráfaga de aire te recuerda algo. La composición tiene que ver con el olfato. -¿Qué te motiva al componer? -Lo que me motiva es la búsqueda. No entro diciendo: voy a escribir una canción de amor. Pocas veces tengo una idea preconcebida de lo que voy a hacer. En general entro en blanco, y no siempre tiene que estar vinculado con algo que pase en ese momento. Ni toda mi vida entra en mis canciones, ni todo lo que hablo en mis canciones es de mi vida. -¿Le escapás a las letras politizadas o más comprometidas? -No. En "Frontera", por ejemplo, utilicé por primera vez la palabra dictadura en un disco mío. Pero a lo que le tengo mucho miedo es a la demagogia. No quiero atajos. Prefiero esperar hasta encontrar algo importante que decir, antes de ir a la consigna que levante aplausos. Soy muy respetuoso de la inteligencia de las personas, y sé que saben leer entre líneas. -Con la situación actual argentina, hay muchos artistas que dicen dos palabras y levantan aplausos. -Es muy delicado, porque también hay que hablar de algunas cosas. Pero no necesariamente hablar de algo te garantiza que lo hagas de ley, y no necesariamente callar significa que seas discreto. Para mí, el escenario es un confesionario. No puedo mentir, se nota. Solo llevo a un escenario cosas que estoy dispuesto a defender.
| |