Un delincuente asaltó ayer a la mañana la oficina administrativa del taller mecánico de una conocida concesionaria de autos y se llevó siete mil pesos. Fue un golpe rápido, del tipo express y tan bien concretado que ninguno de los numerosos clientes y técnicos que estaban en ese momento advirtieron que un hombre armado se había introducido en el lugar y encañonado a una empleada, que en ese momento contaba un fajo de billetes en su escritorio.
El asalto recién se descubrió cuando la mujer salió del baño donde la encerró el maleante, que se escabulló del sitio lo más campante.
Ocurrió alrededor de las 9 de ayer en el inmenso taller que la concesionaria Centro posee en Paraguay 345. El lugar cuenta con dos portones de importantes dimensiones para entrada y salida de vehículos y en el interior del inmueble el trabajo es incesante. La escena se completa con numerosos automóviles marca Renault de diferentes modelos estacionados uno al lado de otro y con varios vehículos montados sobre modernos elevadores listos para ser revisados por los mecánicos. En ese lugar se realizan los servicios de post venta y service oficial de la firma, que tiene su salón de ventas a una cuadra, por calle Corrientes.
Insospechable
Un par de horas después del asalto, los empleados del lugar y el personal de custodia estaban más que sorprendidos porque nadie vio lo que sucedía en la oficina a pesar del intenso movimiento en el local. Como nadie pudo ver al maleante en acción, a excepción de la empleada administrativa sorprendida con los billetes en las manos, los mecánicos y vigiladores del taller aseguraban ayer que el asaltante pudo ser un sujeto que unos minutos antes se había presentado ante uno de los custodios con el argumento de averiguar presupuesto para colocar una bomba de agua en su auto. El hombre vestía pantalón beige y camisa blanca impecables, y llevaba un bolsito de plástico.
Entonces alguien de la empresa le informó que debía esperar que lo atendiera uno de los encargados del taller. A partir de ese momento nadie vio nada raro y el supuesto interesado en el repuesto desapareció. En el lugar había doce empleados, entre administrativos y mecánicos, más ocho clientes. Ayer nadie sabía si el delincuente se mezcló entre las personas que estaban en una especie de sala de espera vidriada y desde la cual se puede observar todo el taller o si fue derecho hacia la oficina donde estaba el dinero.
Ese cuarto está ubicado enfrente de lo que sería la sala de recepción de clientes y el sector de vigilancia. Verónica, de 37 años, se encontraba contando un fajo de billetes sentada junto a un escritorio cuando apareció por la puerta un hombre. La mujer creyó que se trataba de un cliente del taller que se dirigía al baño. Los sanitarios destinados para los usuarios del servicio se encuentran al lado de la oficina y por eso la empleada no se sorprendió. Pero enseguida descubrió que el recién llegado tenía otras intenciones.
"Vengo por esto", dijo el delincuente, mientras apuntaba con el caño del revólver al fajo de billetes. "Quedate piola que me llevo la plata", agregó. La mujer acató la orden y luego de que el ladrón juntara el dinero fue conducida hacia el baño. Habían transcurrido un par de minutos desde la llegada del supuesto interesado en una bomba de agua y la aparición de Verónica anunciando el asalto a los gritos. Varios empleados salieron a la calle para ver hacia donde escapaba, pero al hombre ya se lo había tragado la tierra.
Según fuentes de la seccional 3ª , el monto de lo sustraído llega a los 7 mil pesos. "Habrá pasado un minuto y medio desde que llegó el tipo preguntando por el respuesto hasta que salió la chica de la oficina a los gritos. Aquí no vimos nada. Parece que el hombre fue muy sigiloso", comentó sorprendido uno de los trabajadores de Centro.