Año CXXXVI
 Nº 49.684
Rosario,
viernes  06 de
diciembre de 2002
Min 17º
Máx 26º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





cartas
Funesta ordenanza

Nuevamente el Concejo Deliberante de nuestra ciudad acentúa su desprestigio mediante un desacertado accionar. En vez de cuidar la unión de los ciudadanos y de legislar en serio para solucionar los problemas de la ciudad y hacerla progresar, hace gestos ampulosos y fatuos. Tal vez los hace para procurar justificar las dietas de sus concejales, sacar míseros réditos políticos e intentar trascender, aunque para ello reincida en vicios en que incurrieron sus predecesores, todos integrantes de la corporación política que desgobierna a nuestra Nación. Así nuevamente se incurre en los vicios de cambiar innecesariamente el nombre a una arteria, el absurdo de que una calle tenga en parte de su extensión un nombre y en otra parte de su traza otra denominación y todo ello con el agravante de que se impone el nombre de un personaje que provoca el rechazo de parte de la ciudadanía, lo cual constituye una provocación y fuente de desunión. Anteriormente se cambió el nombre a la calle 25 de Diciembre imponiendo el del dictador Juan Manuel de Rosas. Luego se designó con los nombres de Eva Peron y de Juan Domingo Perón, personajes muy discutidos, a porciones de sendas avenidas alterando sus denominaciones tradicionales que no provocaban ninguna polémica. Y ahora el colmo, se designa con el apodo de un siniestro personaje a parte de avenida Pellegrini, que pasará a llamarse Che Guevara, individuo cuyas ideas políticas eran la antítesis de las que dicen profesar nuestros ediles. Es que mientras nuestros ediles usufructúan sus cargos merced a vivir en un estado democrático, con renovación periódica de autoridades, designadas pacíficamente mediante el voto popular, en un estado de libertades de expresión, asociación, etcétera, el Che luchó por instaurar en forma violenta, mediante sangre y muerte, un estado totalitario, de partido único, sin libertades y sin participación ciudadana en la elección de los gobernantes que además se perpetúan en el poder. Por sus frutos los conoceréis dijo Cristo. Y los frutos del accionar del Che los tenemos en Cuba y en otras partes del mundo donde llevó la pobreza y la muerte. ¿Están de acuerdo nuestros ediles que se autocalifican de democráticos con el ideario político del Che? Si no lo están ¿por qué idealizan su figura confiriéndole el honor de poner su apodo a una parte de una avenida de nuestra ciudad? Y si arguyen el absurdo de que legislaron así por el mero hecho de que dicho personaje histórico nació en nuestra ciudad entonces con el mismo criterio "pedagógico" Chicago podría denominar Al Capone a alguna avenida de dicha ciudad y Viena bautizar Hitler a alguna de sus calles. Señores concejales, respeten a sus ciudadanos, no sean demagogos hipócritas ni cobardes y dense un urgente baño de lógica y de ética política.
Raúl Ghione


Diario La Capital todos los derechos reservados