| | cartas Blanquear la función pública
| La carta publicada en esta sección bajo el título "A favor de los perros" motivó mi reflexión. Coincido con la persona que escribió cuando afirma que los lugares públicos no pueden ser sitios vedados para el habitante de la ciudad. Mientras el gobierno municipal se ufana en demostrar el avance de la descentralización y el respeto por las iniciativas de los vecinos no ocurre lo mismo con el Anexo II del Imusa. El lugar no sólo no puede ser visitado por los rosarinos en general sino tampoco por los miembros de las entidades proteccionistas de animales que deseen constatar el estado de los perros alojados. Durante tres años la prohibición para ingresar fue absoluta. En el 2002 se ha flexibilizado, pero sólo se permiten la visita durante los días de semana y en determinados horarios. Desde su creación el anexo está revestido de incertidumbre y misterio rayano con la irregularidad. Comenzando con el terreno contaminado donde se la ha instalado y terminando con el ingreso restrictivo todo induce a la sospecha. Incluso los señores concejales sostienen diferentes opiniones respecto al "indescifrable" anexo mientras algunos lo consideran como una guardería municipal dispuesta su creación por ordenanza del 94, otros, en cambio la catalogan como una dependencia subordinada al Imusa. Las incertidumbres sobran y pueden anexarse nuevos interrogantes ¿Qué animales son remitidos? ¿Por qué algunos pasan meses en el Imusa central y a la persona que suscribe la carta se le informa que el perro fue derivado a los dos días? ¿Qué tipo de atención veterinaria reciben en el sitio? ¿Existe documentación que avale su ingreso y egreso? Señor secretario de Promoción Social: ¿usted sabe que nuestro pueblo, por fundadas razones, descree de los funcionarios públicos? Felisa Aurascoff
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