Año CXXXVI
 Nº 49.681
Rosario,
martes  03 de
diciembre de 2002
Min 14º
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cartas
Cobarde agresión

El sábado 23 del corriente pasado, la sede de las Siervas de María apareció con el frente pintado con aceite quemado color negro, como también la imagen de la Virgen y la vereda. Allí viven religiosas que, me consta, son almas bondadosas dedicadas a la meritoria labor de cuidar enfermos. Se prodigan en su caridad y asistencia de necesitados de pan material y espiritual. No hay dolor que no quieran mitigar, ni hambre que dejen de saciar, dentro de sus limitados presupuestos. De parte de todas las personas que las tratamos solo podemos amarlas y admirarlas por su desprendimiento, su voluntad de servicio y la paz y serenidad que nos brindan. Qué clase de personas pueden tener tan malos sentimientos para tal daño, que implica falta de respeto a una institución, a las personas, a sus creencias, además de violación de principios constitucionales. ¿Hasta cuándo se va a fomentar el odio y la agresión que dividen y anulan, en vez del amor y la comprensión que construye, une y ayuda a superarnos? Así como ayer se atacó a distintas instituciones, hoy le toca a la Iglesia. Pero no confundamos: una golondrina no hace verano. Sepamos distinguir: Siervas de María no merecían esa cobarde agresión nocturna.
Nelly E. Diéguez


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