Año CXXXVI
 Nº 49.681
Rosario,
martes  03 de
diciembre de 2002
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La niña debe su vida a un muchacho rosarino muerto en un confuso episodio
Una nena cañadense conocerá a la madre del joven que le donó un riñón
Manuela tiene 10 años y sufría de insuficiencia renal crónica. La operaron en el Hospital Garrahan en agosto

Walter Gasparetti / La Capital

Cañada de Gómez. - Manuela Teruello, la chiquita de 10 años que fue trasplantada en el Hospital Garrahan de Buenos Aires por una insuficiencia renal crónica, se reunirá con la madre y los hermanos del donante, un joven de 21 años que falleció en un episodio violento.
La nena sabe que debe su vida a una donación voluntaria de órganos y aprieta la foto de Carlos contra su pecho mientras imagina cómo será el encuentro que se realizará el 9 de este mes, en Rosario. La propuesta partió de Gladys, la madre de Carlos, quien resolvió enviar una emotiva carta a Cañada de Gómez cuando se enteró que uno de los órganos donados por su hijo fue alojado en el cuerpito de Manuela.
"Nos emocionamos al leer la carta. Le pregunté si la quería conocer y me dijo que sí. Entonces programamos un viaje antes de fin de año luego de tener una conversación con ella. Sólo sabemos que la mujer tiene cuatro hijos y el domicilio donde nos encontraremos", comentó Beatriz, la madre de Manuela.
La primera información que tuvieron los familiares de Carlos fue a través de un artículo publicado en La Capital. En esa nota leyeron que Manuela había recibido un riñón de un joven de 21 años que había tenido una muerte violenta (ver página 31 de la edición de hoy). La descripción les dejó pocas dudas sobre el destino de uno de sus órganos.
"A pesar del dolor me sentí feliz al saber la noticia y espero que no le moleste porque quiero conocer a Manuela. Parte de mi vida está en ella. Ya la estoy queriendo con sólo haber visto su carita en el diario", escribió Gladys en esa carta que la familia guarda como un tesoro.
Manuela vivió una semana de emociones fuertes. La comunidad cañadense la destacó como una de las jóvenes sobresalientes de 2002. El reconocimiento, que se hizo en el teatro Verdi, lo propuso la escuela a la que concurre. Las docentes destacaron "la firme voluntad de cursar los estudios a pesar de sus dificultades físicas".
"En estos días también tomé la comunión en la parroquia San Pedro y estoy esperando un hermanito para estos meses", contó Manuela. Los abuelos, Rosario y Nélida, también están alegres con la noticia y disfrutan la recuperación de quien es la mayor depositaria del cariño de la casa.

Síndrome urémico hemolítico
La nena sufría una insuficiencia renal crónica. En los primeros días de agosto de este año fue trasplantada en forma exitosa en el Hospital Garrahan de Buenos Aires. Manuela padecía un síndrome urémico hemolítico desde que tenía un año y medio de vida.
El deterioro de la salud de Manuela hizo que durante los últimos años la familia tuviera que apelar a diversas centros de salud. La atendieron en el Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, en el Sanatorio de la Mujer de Rosario, en un centro de salud de Santa Fe y finalmente en el Centenario de Rosario, donde los últimos meses comenzó a dializarse.
El regreso de Manuela a Cañada de Gómez fue una fiesta. Los amigos del barrio la recibieron con besos y aplausos, y sus familiares colgaron un pasacalle frente a su casa. A los pocos días de su regreso retomó las actividades escolares, pero un leve rechazo la obligó a retornar a Buenos Aires.
"En estos días tenemos que viajar nuevamente y los controles deberán realizarse todos los meses. Los médicos nos dijeron que cuando pasen seis meses del trasplante los controles irán disminuyendo, al tiempo que su cuerpo mejorará la aceptación del nuevo órgano", contó Beatriz.
La chiquita nunca dejó de recibir asistencia educativa mientras estuvo en Buenos Aires. Marta, Margarita, Lucía y Ana María fueron sus docentes de plástica, música y tecnología, entre otras asignaturas. Gracias a ellas pudo pasar de grado y ahora espera ansiosa comenzar sexto año.
Manuela no quiso olvidar algunos nombres para agradecer y recordó la valiosa colaboración que prestó el médico Mario Golke del hospital Garrahan, agradecimiento que hizo extensivo a Osvaldo Rodenas, el jefe de Nefrología y Trasplante del Hospital Centenario de Rosario, donde continúa siendo atendida y adonde llegó a instancias del Area VIII de Salud, cuando se enteraron de que debía trasladarse desde Cañada de Gómez a Santa Fe para su tratamiento.



La pequeña Manuela junto a la foto de Carlos, el donante.
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