| | cartas Un salvavidas privilegiado
| Cuando una información toma estado público quiere decir que el órgano que la divulga ha reunido con elevado margen de veracidad lo que en ella se consigna. En la edición de La Capital del miércoles 20 del corriente se publican algunos nombres de una lista de 1.500 nombres de personajes reconocidos que se desenvuelven como empresarios, políticos, banqueros, economistas, etcétera, que giraron al exterior abultadas sumas de dinero en dólares días previos a la aplicación del corralito. Resulta fácil deducir que esta masiva fuga de capitales ha contado con la complicidad de algún ocasional informante de alto nivel con dominio de los acontecimientos que llevaron a la forzosa incautación del dinero de miles de ahorristas en flagrante violación de la propiedad privada. Si bien la operatoria tiene visos de legalidad, todo hace presumir que se trata de cuantiosos capitales no declarados que burlan las imposiciones fiscales perjudicando a las entidades de recaudación, al país y al pueblo; en EEUU, por ejemplo, estas maniobras evasivas tienen pena de prisión. Pero lo más censurable radica en que muchos de esos personajes desde siempre y amparados por un ámbito de corrupción o impunidad se enriquecen violando las leyes y desconociendo los valores de la ética. Son los "vivos" y los "piolas" de esta Argentina de hoy y de todas las épocas; son los que conviven con el poder para usufructuar ventajas inconfesables. Casi todos son conocidos por su solvencia económica y en más de una oportunidad se los habrá escuchado decir que trabajan por la recuperación del país y que les preocupa la salud, la educación y la pobreza. Todas esas "aspiraciones", vociferadas desde el irónico escenario de la hipocresía. Mario Torrisi
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