Teatro / Crítica

"Calígula": Las patologías del poder

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Intérpretes: Damián Iglesias, Giselle Dufour, Leandro Gazzia, Fernando Aballe y Christián Alladio.
Música: Angel Mahler y Pepe Cibrián Campoy.
Dirección: Pepe Cibrián Campoy.
Sala: El Círculo.

Pepe Cibrián Campoy repuso "Calígula", la comedia musical sobre el célebre emperador romano, el fin de semana en el teatro El Círculo. Los casi veinte años que transcurrieron desde la primera puesta de la obra no afectaron la idea inicial de Cibrián Campoy y hoy es posible superponer la trama y los personajes a la historia reciente de muchos países latinoamericanos, asiáticos y africanos.
La obra aborda al emperador en el último tramo de su gobierno, cuando su locura lo hizo creer un dios, un momento en el que hasta intentó la irónica metáfora de conseguirle una banca en el Senado a su caballo y esparció cadáveres a diestra y siniestra.
Semejante contexto, sumado a la imagen que de él generó la película que en 1979 dirigió Tinto Brass con guión de Gore Vidal, le dieron a Calígula un lugar en el universo popular de la mitología de la crueldad y la lascivia, y dejan como un niño travieso al marqués de Sade.
El trabajo de Cibrián Campoy subraya esas singularidades con insistencia y regularidad a lo largo de las dos horas que dura la obra. El hecho se traduce en una ausencia de matices de los personajes que aparecen como arquetipos del villano o de los complacientes más despreciables.
No obstante, Cibrián Campoy realizó un trabajo sólido, basado en la espectacularidad de la puesta en escena, con un eficaz manejo del cuerpo de baile, el vestuario atemporal, y la alta calidad técnica de la iluminación y el sonido.
R. B.

Damián Iglesias interpreta a un Calígula eficaz.