Año CXXXVI
 Nº 49.670
Rosario,
viernes  22 de
noviembre de 2002
Min 16º
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Editorial
Desastre ecológico en España

España está bajo la amenaza de una catástrofe ecológica sin precedentes. El naufragio y hundimiento del petrolero Prestige afectó a unos 295 kilómetros de costas de Galicia y dejó 90 playas invadidas por la marea negra. El buque, que había sufrido una rotura hace una semana, se partió en dos y se calcula que derramó unas 18 mil toneladas del fuel que transportaba.
Día tras día el problema se hace mayor. Hay un millón y medio de metros cuadrados por recuperar, con pérdidas estimadas en 42 millones de euros, pero además está paralizada la actividad pesquera y marisquera. Organizaciones ecologistas advirtieron que si no se toman medidas muy estrictas, las consecuencias serán de una gravedad inusitada. Denunciaron que el combustible derramado ya ha causado la muerte del cuarenta por ciento de 38 especies protegidas en la zona conocida como Costa de la Muerte.
Otro de los riesgos es que se derrame el resto del petróleo que aún está en el Prestige. Los científicos tienen opiniones encontradas. Algunos creen que las cisternas no resistirán la presión del mar, a 3.600 metros de profundidad, y verterán parte de las 60 mil toneladas de combustible que aún contienen. Para sostener esta idea se apoyan en la presión del mar -360 kilos por centímetro cuadrado debido a la profundidad en la que se encuentra el buque- y en los efectos de la corrosión. Otros, en cambio, argumentan que el fuel se solidificará en el fondo y no saldrá a la superficie.
Las autoridades españolas contemplan con suma preocupación este panorama. Más todavía luego de comprobar que los equipos de rescate carecen de barcos para atajar la marea negra. No hay buques suficientes para disolver la mancha de petróleo, las playas se están limpiando con palas y baldes y no alcanzan los recursos para responder ante todas las demandas de barreras de protección que llegan desde las costas de Galicia. Otro dato que alarma: cada año pasan seis mil barcos con cargas peligrosas a 50 millas de la costa gallega.
España lucha denodadamente para evitar una catástrofe mayor. Han quedado al descubierto muchas de las limitaciones que existen para enfrentar este tipo de situaciones. Es imprescindible que funcionarios de nuestro país tomen debida nota de lo que pasó, de las dificultades y soluciones. Sólo así estaremos preparándonos para la eventualidad de que alguna vez debamos pasar por una contingencia semejante. Es de los problemas de donde se pueden sacar las mayores enseñanzas.


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