Año CXXXVI
 Nº 49.670
Rosario,
viernes  22 de
noviembre de 2002
Min 16º
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cartas
Estrecha imaginación

El Concejo municipal no deja de sorprender con su estrecha imaginación. Primero fueron los hipócritas radares donde los automovilistas se hacen señas, bajan velocidad, trasponen la cámara y pisan el acelerador. Después la impracticable multa a quienes sacaran residuos irregularmente. Alguien imaginó una multa a los que pasearan perros en no sé qué condiciones. Ahora se quiere multar a los padres de los menores alcoholizados. El concejal Boasso da explicaciones en las que mezcla conceptos propios de la responsabilidad civil con sanciones que, como todos saben (sean penales, administrativas o disciplinarias), únicamente pueden responder a actos propios; desde que se dejaron de practicar autos de fe, con quema en efigie o de sustitutos, la responsabilidad es personal. Plantearé un sólo supuesto: según el artículo 32 de la ley de contrato de trabajo, el menor de 14 años que no viva con sus padres tiene plena capacidad para celebrar contrato de trabajo y disponer de sus frutos en las condiciones legales, ¿qué pasa si en un asado de la fábrica toma una copa de más? ¿irá el juez municipal de Rosario a buscar a los padres a Vera o Quitilippi para que paguen la multa o cumplan la probation? ¿No pensaron los concejales en buenas campañas educativas que induzcan a la población en el rumbo de las conductas deseadas? Para el supuesto que quieran continuar con la represión sugiero estas medidas: constituir un equipo de buzos espías que en los natatorios detecten a los que orinan en el agua; armar grupos de tareas que en las escuelas aíslen y segreguen a los piojosos. Eleven la imaginación, por favor.
Francisco della Rovere


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