Año CXXXVI
 Nº 49.670
Rosario,
viernes  22 de
noviembre de 2002
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Un detenido intentó escapar de una comisaría simulando ser una mujer
Fue en la seccional 15ª. Se maquilló y presentó los documentos de la hermana de otro preso

Héctor Daniel González, un preso alojado en el penal de la comisaría 15ª, apeló a un recurso que ya habían utilizado otros reclusos para escapar de penales de comisarías rosarinas, pero en este caso el ardid que ideó fue tan ingenioso como original. Con esmero, se produjo para cambiar su fisonomía. Se rasuró el cuerpo, maquilló su cara y se vistió de manera de parecerse a una mujer. Cuando parecía que había engañado a los policías de la seccional, un detalle le jugó una mala pasada. Cuando el oficial de guardia le preguntó el número de documento que presentó a nombre de la hermana de otro detenido, no lo pudo recordar. Su inseguridad cuando intentó fraguar la firma de la joven terminó por dejarlo en evidencia.
El miércoles a la tarde era día de visitas femeninas en la comisaría de Sarmiento al 4300. El arribo de los familiares de los detenidos había comenzado a las 14 y tres horas más tarde debían abandonar el penal. A las 16, un grupo de mujeres comenzó con la rutina de retirarse, entre ellas la madre del preso que intentó fugarse. En la fila, González, producido y con un documento a nombre de Griselda María Pérez, esperaba el momento para ser atendido en la oficina de guardia.
Había planeado el escape con mucho cuidado. Estaba vestido con una remera de mangas cortas de color roja. Una pollera lila cubría sus piernas hasta los tobillos. Y su cuello estaba adornado con un collar. Lo que desentonaba era las zapatillas que calzaba.

Apariencias que engañan
El pelo de González tenía unas extensiones para semejar una melena, que estaba oculta bajo una vincha. Con cortes de pelo de otro interno había anudado con alambre de cobre la larga cabellera. Y una faja y unos corpiños rellenos con medias le daban apariencia femenina.
Sus brazos lucían depilados con prolijidad y la cara se veía maquillada de un color claro. Los ojos estaban delineados con rimmel y los labios surcados con rouge brillaban. González creía que el momento de abandonar el penal se acercaba. Pero un detalle llamó la atención del subjefe de la dependencia policial, subcomisario Marcelo Casajuz, cuando la supuesta mujer se presentó en la guardia para constatar su documento de identidad y firmar la salida de la comisaría: su robusta contextura física.
Casajuz pudo comprobar su sospecha un rato después cuando comenzó a interrogarlo. La voz afeminada que escuchaba tampoco logró convencerlo. Y la farsa comenzó a desmoronarse cuando llegó el momento de firmar el libro de egresos de la comisaría. La firma no coincidía con la registrada por Pérez. La chica tampoco pudo recordar el número de DNI de la familiar del otro recluso.
Entonces al oficial ya no le quedaron dudas. Fue al penal y vio que allí estaba Pérez. Al verse descubierto, González soltó una frase de resignación. "Está bien, perdí". Luego se golpeó la cabeza contra una pared y se justificó diciendo que "lo había hecho porque su mujer esperaba un hijo" suyo.
González tiene 18 años y había llegado dos meses atrás al penal de la comisaría 15ª. Está acusado por el crimen de un travesti en el barrio Las Flores y tenía buena conducta. Casajuz dijo que al muchacho no le abrieron una causa judicial porque no ejerció una acción violenta para intentar escapar.



(Ilustración: Héctor Beas)
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