Marcela Isaías / La Capital
Tiene entre 8 y 12 años, son alumnos de la Escuela Nº 119 Ortiz de Ocampo de Rosario -Constitución al 2000- y desde este año protagonizan una experiencia única: la de ser niños cooperadores. Desde esta particular función toman decisiones y se involucran en los problemas de la escuela. "Este trabajo -afirman- nos enseña a ayudar y a pensar en los demás". La falta de participación de los padres en las cooperadoras escolares es una realidad que atraviesa a las escuelas públicas desde hace un tiempo prolongado. "Pensamos que las razones son muchas, entre ellas creemos que los papás de estos chicos no se han formado en una cultura participativa porque crecieron en una época donde no había democracia", expresó Angélica Curto, la presidenta de la asociación cooperadora de esta escuela. También se refirió a otros factores como la desocupación, la falta de tiempo y el no comprender muy bien cuál es la función de este tipo de asociaciones. Para los directivos y docentes, el proyecto también tiene su lado educativo. Piensan que la escuela es el primer ámbito de participación pública para cualquier individuo, por la tanto "si ésta se propone formar ciudadanos, es evidente que debemos educar en la democracia". Según dicen, es una forma de enseñar valores como la solidaridad, la cooperación, la tolerancia y el compromiso, entre otros tantos. Además de la cooperadora, la propuesta la coordinan la directora de la escuela, Alicia Milacher; la vicedirectora, Delia Gelín, y las docentes de los 6ºaños de los turnos mañana y tarde, María Teresa Guarnaschelli, Susana Espinosa, Silvana Monetto y Alicia Petroselli. Los chicos involucrados son 40 en cada turno. Participan voluntariamente y para esto fueron designados como delegados de sus cursos. "Al principio no entendíamos bien qué era esto de cooperar y ser delegados, pero después nos dimos cuenta que se trataba de ayudar a los demás", confesaron entre varios comentarios Mariano, Federico y Alejandro, alumnos de 6º, 5º y 4º años de la EGB. Para Sabrina, de 11 años, esto le permitió "pensar un poquito en los demás, pero por sobre todo cuidar más a la escuela". Algo parecido aseguraron Cecilia y Marlen. La Escuela Nº119 no cobra una cuota fija de cooperadora, sino un bono contribución. Si bien los chicos no manejan en ningún momento el dinero, son los mejores administradores de dónde destinarlo. "Armamos sobrecitos de papel, para que cada uno contribuya con lo que puede", explica Rocío de 12 años. Para que "lo poco que recaudan" rinda, estos alumnos delegados recorren los cursos para conocer cuáles son las prioridades: "Puede ser poner un ventilador, pintar una pared o arreglar una puerta", dicen. Luego, la encargada que estas demandas supervisadas por los propios alumnos se hagan realidad es la cooperadora. Para los padres esto todavía es algo nuevo, para los chicos una elección solidaria que construyen a diario. Así lo resume Federico que cursa el 5º año de la EGB: "Mi mamá todavía no entiende bien que es lo que hago, yo sí".
| Dicen que cooperando aprenden a cuidar la escuela. | | Ampliar Foto | | |
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