Anibal Fucaraccio / La Capital
Evidentemente el rugby moderno no entiende razones cuando de actitud se trata. Todavía, gracias a Dios, la entereza de un tackle firme, la utilización de la inteligencia para ubicar el juego y el derroche de corazón en cada rincón de la cancha suelen imponerse al laboratorio y a la potencia física sin criterio. Ayer, en una noche perfecta en el parque Independencia, el seleccionado del Litoral sorprendió a propios y extraños dando una sólida y convincente demostración de predisposición defensiva y compromiso colectivo al vencer al poderoso combinado sudafricano Boland Kavaliers por 34 a 19. La visita venía precedida de una notable victoria ante el seleccionado de Buenos Aires, en su partido presentación de la gira. Y para este encuentro no puso a varios de sus habituales titulares. Pero nada de eso puede servir como válida excusa ya que Litoral tampoco contó entre sus filas con sus principales figuras, debido a que el sábado debe enfrentar a Oeste en una de las semifinales del torneo Súper 9. El comienzo del partido mostró a Boland monopolizando la pelota y adueñándose de todas las acciones de juego. Los sudafricanos le imprimían una gran velocidad al juego, trabajaban mejor las formaciones fijas y a través de una buena presión y de una mayor potencia física pusieron a Litoral en clara actitud defensiva. De todas maneras, los Kavaliers nunca pudieron encontrar la forma de quebrar la firme resistencia de los locales. Y a pesar de que a Litoral se le hacía difícil jugar con pocas pelotas útiles, siempre estuvo sumamente concentrado para aprovechar las pocas chances que le otorgaba su rival. De a poco, los celestes se fueron asentando y se dieron cuenta de que podían herir con el trabajo agrupado de sus hombres. El tackle se transformó en bandera, Mangiamelli conducía con criterio, la pelota no era expuesta innecesariamente y la utilización del maul luego del line fue la sorpresiva arma letal que usó Litoral para marcarles tres tries a los potentes sudafricanos. En el complemento entraron varios titulares del conjunto local y el funcionamiento siguió teniendo la misma solvencia. Así Litoral dibujó un triunfo soñado, sometió con autoridad a un adversario de gran jerarquía y se despidió de la Bombonerita con una merecida ovación de la gente.
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