Sergio Faletto / La Capital
El árbitro Daniel Giménez no fue parado. Ayer lo designaron de manera directa (no fue por sorteo) para dirigir el viernes el partido adelantado que sostendrán Talleres y San Lorenzo, y esto es una clara señal adversa para la defensa de los jugadores canallas expulsados el pasado sábado, ya que la pésima actuación del sargento en Santa Fe no fue objetada en primera instancia por el Colegio de Arbitros. La entidad arbitral recién mañana hará una evaluación más pormenorizada del desempeño de Giménez, cuando observen el video del partido que aportó Central, por lo que en caso de considerarlo necesario lo pararían en la última fecha. Los jugadores auriazules Martín Mandra, Germán Rivarola y Cristian Pino ejercieron ayer una férrea defensa en la AFA desde las 17.30, quienes antes de viajar no salían de su asombro por el contenido del informe que elevó Giménez, informe que las autoridades de Central pidieron anular. Los futbolistas, que fueron acompañados por los directivos Ricardo Ferguson, Néstor Mascó y Jorge Sauan, ahora deberán esperar que el organismo disciplinario se expida mañana para conocer las sanciones que recibirán por las expulsiones. Más allá de esto, difícilmente Pino y Mandra puedan eludir una sanción inferior a las cuatro fechas, las que corresponden cuando el árbitro fundamenta las expulsiones por insulto, establecidas en el artículo 185 del reglamento de transgresión y pena. Diferente sería la situación de Pirulo Rivarola, ya que considerarían a sus dichos como exceso verbal, por lo que existe en la dirigencia auriazul la esperanza que su castigo sea sólo de una fecha. Uno de los más indignados por lo informado por Giménez era Pino, quien ayer negó enfáticamente haber insultado al árbitro luego de participar en un incidente con los integrantes del banco de Unión. Otro de los sorprendidos era Mandra porque jura que en ningún momento le faltó el respeto al sargento Giménez, e invitó a que revisen su trayectoria como jugador profesional para que comprueben que nunca insultó a un juez. Por su parte, Rivarola también rechazó de plano las expresiones que le adjudica el árbitro en su informe, aunque se excusó de brindar precisiones "porque lo que tengo para decir lo haré primero ante el tribunal". Los jugadores apuntaban al cuarto árbitro Rubén Giménez, a quienes responsabilizaron de las hipotéticas incorrecciones en las que incurrió el juez principal en el informe. Varios jugadores canallas y los integrantes del cuerpo técnico responsabilizan al asistente porque consideran que Giménez jamás pudo haber visto lo que sucedió con Pino porque se encontraba en un lugar distante. Pino es claro en el relato de lo sucedido: "Estoy con bronca porque no es verdad que lo insulté, reconocí sin problemas mi participación en el incidente con los integrantes del banco de ellos, pero jamás insulté a Giménez". No obstante, las dos imputaciones que constan en el parte arbitral más los antecedentes del cordobés incidirían para que la pena incluso sea superior a las cuatro fechas estipuladas. A su turno, Mandra repitió la misma respuesta hasta el cansancio: "No lo insulté. Yo nunca insulté a un árbitro, por eso no entiendo el contenido del informe de Giménez. Además en ese momento yo no crucé palabra con él, si ni siquiera tuve posibilidad de protestarle porque habló con el cuarto árbitro y me echó". Hernán Castellano, quien también fue expulsado por la infracción que cometió siendo último hombre y por la que recibirá una fecha, no viajó a Buenos Aires ya que en el informe Giménez fundamenta correctamente el motivo por el que le sacó la tarjeta roja. No obstante, el Rifle ofreció su particular punto de vista con respecto a defenderse en forma personal: "Es en vano porque en Buenos Aires no consideran los reclamos de los equipos del interior". En otro orden, Giménez también informó a los hinchas canallas, a quienes acusó de arrojar proyectiles al campo de juego, especificando que tiraron hierros y piedras.
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