El escándalo era perfecto. La actriz Brooke Shields, de 15 años, se contorneaba sobre un afiche publicitario vestida con unos jeans estrechos. El mensaje: "¿Sabés qué hay entre mis Calvin y yo? Nada".
La puritana sociedad estadounidense se indignó. Las cadenas de televisión lo boicotearon. Y las feministas lo atacaban. Pero Calvin Klein vendió en la primera semana 200 mil de sus vaqueros.
Eso fue en 1980 y, por entonces el neoyorquino, que mañana cumple 60 años, logró consolidarse definitivamente.
Dos años después, el diseñador volvió a llamar la atención con publicidad provocativa cuando lanzó una línea de ropa interior. El actor Mark Wahlberg, así como las supermodelos Christy Turlington y Kate Moss lo ayudaron más adelante con poses claramente ambiguas a comercializar con éxito nuevos productos.
Klein rechaza sin embargo la acusación de sexista: "Adoro a las mujeres. No las quiero ofender. No vendo sexo, vendo jeans y ropa interior, y no lo hago con pornografía. Lo que hacemos, divierte, si se tiene sentido del humor", dijo una vez en entrevista con la revista Playboy.
Vaivenes de la creación
Ya de pequeño, a Calvin Richard Klein, nacido en 1942 en el Bronx, le gustaban las telas. Influido por su madre y su abuela, supo desde muy temprano que quería ser diseñador y aprendió por sí mismo el arte de la sastrería. Estudió hasta 1962 en el prestigioso Fashion Institute of Technology (FIT) en Manhattan. Tras varios fracasos, estuvo a punto de abandonar la moda e ingresar en el supermercado de su padre. Pero Leo Klein, un inmigrante húngaro, no lo permitió y dio ánimos a su hijo.
Junto con su amigo de la juventud Barry Schwartz, Klein inició en 1968 su propia empresa. Sus primeros diseños, que confeccionaba en una minúscula oficina en el Fashion District de Manhattan, aparentemente fueron descubiertos por casualidad.
Un comprador de la prestigiosa cadena de centros comerciales Bonwit Teller se equivocó de piso. "La puerta del ascensor se abrió por equivocación y él vio mi salón. Le gustaron los colores de los abrigos y los vestidos y propuso presentarlos en Bonwit Teller", relató Klein.
Un impermeable de corte juvenil resultó la prenda más exitosa y Calvin Klein se convirtió a los 26 años en un diseñador muy solicitado.
Su estilo sencillo y minimalista se transformó pronto en la quintaesencia de la vestimenta informal estadounidense. El "look Calvin Klein" le valió en 1973, 1974 y 1975 el prestigioso premio de diseño Coty Award.
Con el éxito profesional, sin embargo, llegó la crisis personal. Su primer matrimonio con Jayne Centre, con la que tuvo a su única hija, Marci, terminó en 1975. Tampoco duró mucho su segundo matrimonio con la fotógrafa Kelly Rector.
A fines de los setenta, Klein, al que también se le atribuyen relaciones con hombres, se convirtió en rey de las fiestas. Sobre todo en el legendario club nocturno Studio 54 comenzó lo que él llama su "etapa salvaje".
En 1978, sin embargo, se retiró abruptamente, después de que su hija, entonces de 11 años, fuera objeto de un secuestro y una extorsión. A mediados de los ochenta, el empresario tuvo que someterse a una cura de desintoxicación para liberarse del alcohol y el valium.
Cuando los jeans de diseño ya no se vendían tan bien, Klein comenzó a introducir en el mercado la marca más cara CK. Amplió su negocio a los perfumes y volvió a dar que hablar con publicidad para fragancias como Eternity, Obsession y sobre todo CK One, un perfume para hombres y mujeres.
Su sello se encuentra desde mediados de los noventa en relojes, zapatos y anteojos. Junto a su negocio principal en Nueva York, abrió tiendas y sedes en muchas capitales europeas.
¿Y qué lleva el más influyente diseñador estadounidense, como lo llama el Time Magazin, cada día? "Me da un poco de vergüenza ir vestido con mi propia marca. Me siento más cómodo en vaqueros Levis". (DPA)