Año CXXXVI
 Nº 49.666
Rosario,
lunes  18 de
noviembre de 2002
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Cuestionamiento al municipio por la falta de control de picadas de autos
Lo hizo un fiscal en el marco de una causa que investigó y condenó un caso fatal de 1997 en la avenida Belgrano

Jorge Salum / La Capital

Un fiscal de la Justicia provincial cuestionó severamente a las autoridades de la Municipalidad de Rosario por su incapacidad para "poner coto" a los automovilistas que corren picadas por las avenidas y calles de la ciudad. El funcionario dijo que esa ineptitud es incomprensible teniendo en cuenta que las carreras informales de autos se desarrollan siempre en los mismos lugares y producen un estruendo que las hace "fácilmente detectables" para los inspectores de tránsito.
La crítica del fiscal de Cámaras José María Peña está expresada en un dictamen donde el funcionario judicial postula la confirmación de la condena dictada contra un conductor que perdió el control de su auto y se despistó fatalmente cuando corría una picada por la venida Belgrano. Quien iba al volante sólo sufrió heridas leves pero su acompañante murió al salir despedido del vehículo luego de que este se estrellara contra un árbol.
Peña sostuvo que los rosarinos viven alarmados por estas picadas, que generalmente ocurren los fines de semana, y afirmó que la comunidad reclama sanciones "severas" para los conductores irresponsables que manejan a gran velocidad y desprecian la vida de sus semejantes.
En el caso que motivó la intervención del fiscal, el conductor fue hallado culpable en primera instancia de un homicidio culposo y condenado a 2 años de prisión en suspenso y 9 años de inhabilitación para manejar. Pero la sentencia no está firme porque la defensa apeló con el argumento de que el responsable de la muerte es el conductor del otro auto, que escapó de la escena y jamás pudo ser identificado.
El choque ocurrió el 7 de junio de 1997 en la avenida Belgrano y Laprida. Ese día Miguel Angel Félix Montino manejaba su Peugeot 205 e iba acompañado por Carlos Hugo González, que estaba festejando su cumpleaños número 28. Aparentemente el otro automovilista (que guiaba un Ford Escort) retó a Montino a una picada y éste aceptó el desafío.
En eso estaban cuando una rueda del Peugeot tocó el cordón y Montino perdió el control del auto, que se cruzó de carril a gran velocidad y se estrelló contra un árbol. González murió en el acto por las heridas que sufrió al caer sobre el pavimento.
Cuando lo interrogaron, Montino dijo que el otro conductor lo había "gileado". Significa, en el particular lenguaje de estos corredores clandestinos, que lo había desafiado a correr una picada. Y él aceptó el desafío.
Hacía pocos meses que Montino había protagonizado otro accidente fatal. Iba en el mismo Peugeot 205 cuando un ciclomotor lo chocó en la esquina de Entre Ríos y Garibaldi. Un ocupante de la moto murió y el otro resultó herido tras el impacto, pero Montino fue absuelto porque se comprobó que la imprudencia fue de quien conducía el vehículo de dos ruedas.
En el mismo fallo el juez correccional Juan José Alarcón lo sentenció por la muerte de González, quien aquel día venía de festejar su cumpleaños número 28. Para el magistrado, Montino tuvo una "conducta temeraria" al correr una picada en plena zona urbana. Y no lo dijo sólo por el resultado fatal de esa conducta: su auto iba tan rápido que ni siquiera fue posible establecer exactamente a qué velocidad se desplazaba.


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