Año CXXXVI
 Nº 49.666
Rosario,
lunes  18 de
noviembre de 2002
Min 18º
Máx 27º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Reflexiones
A 30 años del regreso de Perón

Raúl A. Sobrino Aranda (*)

El viernes 17 de noviembre de 1972, después de un largo exilio que duró 17 años y 2 meses, retornaba a su patria ese líder indiscutible de la inmensa mayoría del pueblo argentino que se llamó Juan Perón.
Durante todo ese lapso, el "país real" estuvo marginado por esa denominada "Argentina oficial" que ignoraba las necesidades vitales de la República y los requerimientos de su pueblo. Bien puede tipificarse que en la Nación, durante muchos de aquellos años, existió un "verdadero ejército de ocupación" que había usurpado la soberanía política que la Constitución le confiere al Pueblo.
Lo que pareció durante muchos años como un hecho que no podría jamás concretarse, lo hizo posible esa larga y sacrificada lucha, preñada de múltiples matices que libró el Pueblo en su conjunto, en inferioridad de condiciones, con precariedad de medios y de recursos, ahogado en sus libertades cívicas más elementales, pero con una mística inalterable, con una lealtad inconmensurable, con una pasión desbordante.
El país había perdido su rumbo: la crisis moral hizo estragos en la sociedad y la económica con esa política de los ajustes permanentes sometió al padecimiento de los estamentos sociales más frágiles.
Con esa visión que solo tienen los grandes estadistas, 48 horas antes de su regreso, Perón había escrito un mensaje titulado "A mi pueblo", donde exhorta a todos sus simpatizantes a mantener cordura, explicita que su misión es de paz y no de guerra y que los problemas del país se deben arreglar en familia.
La única CGT que por entonces existía y que estaba conformada por dirigentes probos y verdaderos luchadores de la causa nacional había declarado en un comunicado firmado por José Rucci como secretario general al 17 de noviembre como "Jornada de júbilo nacional", por el regreso del conductor.
¿Qué significado tenía ese regreso?; indiscutiblemente, el de iniciar el verdadero combate que debía librarse de una buena vez y para siempre y que era obtener la liberación nacional y romper las ataduras de la dependencia, para restaurar una patria "socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana", tal como supimos tener entre el 4 de junio de 1946 al 16 de septiembre de 1.955.
Pero, por distintas circunstancias, esa esperanza quedó frustrada en los millones de argentinos que con el 62% de los votos lo había elegido un 23 de septiembre de 1973, por tercera vez presidente constitucional de la República.
Perón bregaría en sus escasos 8 meses y 19 días de gestión por querer "normalizar al Estado" que ya estaba gravemente descompuesto en sus instituciones fundamentales. El país se encontraba en una situación de "emergencia nacional", donde se debían atacar y resolver dentro del contexto global argentino los temas de la deuda externa, la lucha contra los monopolios, la infiltración ideológica enquistada dentro del Movimiento Nacional Justicialista, el avance de la corrupción desmedida, el resurgimiento del terrorismo de Estado, la subversión apátrida, son apenas una ínfima parte de la tarea trascendente que se debía encarar.
El objetivo era poner en marcha un plan nacional que posibilitara reactivar el aparato productivo ya diezmado por aquel entonces por ese incipiente neoliberalismo que había sido introducido desaprensivamente por las cúpulas militares y los seudogobiernos civiles que no llegaron nunca a controlar el "poder real" con las medidas recesivas y antinacionales que tomaron inicialmente Alvaro Alzogaray y Krieger Vasena.
La muerte de Perón frustró la implementación del "Proyecto Nacional". Al dejar inaugurado el 99 período ordinario de sesiones del Congreso, en su mensaje del 1º de Mayo de 1974, anunció la creación del "Consejo para el Proyecto Nacional" y la necesidad de gobernar con planificación, como el único camino apto para alcanzar una democracia plena de justicia social.
A Perón le preocupaba y en mucho el tema del desviacionismo ideológico y también la institucionalización del Movimiento, donde nos remarcaba aquella famosa frase suya : "el hombre no vence al tiempo: lo único que puede vencer al tiempo es la organización".
Fueron claros conceptos que no fueron nunca cumplidos y que hubiesen podido evitar horas aciagas al país.
Luego de su muerte nada sería igual en Argentina y los hechos posteriores demostrarían sus vaticinios. La descomposición social se iría reagravando y la entrega de la economía al demoliberalismo capitalista llegaría a límites impensados a través de un nuevo proceso militar funesto con el perverso plan de Martínez de Hoz y de sucesivos gobiernos "democráticos": los de Alfonsín, Menem, De la Rúa y ahora Duhalde, que consolidaron la dependencia y terminaron por crear un "Estado-colonia" postrado y un país devastado con casi un 55% de su población incorporada a la franja de la pobreza, o sea cerca de 20 millones de argentinos.
Volver a Perón es nuestra única esperanza y para terminar con esta agonía es tarea prioritaria fundar la segunda República Argentina, para lo cual resulta básico e imprescindible encarar con seriedad, patriotismo, honestidad y capacidad la siguiente trilogía básica a saber: La restauración del "Estado-nación-soberano"; la recuperación de la moneda soberana y la renegociación de la fraudulenta deuda externa, que fuera potenciada por la acción antinacional de Domingo Cavallo, tanto en el gobierno de Menem como en el del doctor Fernando De la Rúa.
Volver a Perón significa revertir este Modelo de exclusión social y económico que terminó por liquidar el patrimonio nacional y devastar al país en una orgía desenfrenada de corrupción y de sometimiento irrestricto a las grandes trasnacionales que hoy a través de sus gerentes cipayos gobiernan los destinos de la Patria.
(*) Arquitecto



Tras 17 años de exilio el líder justicialista volvió al país.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados