Miquel Pisano / La Capital
La polémica desatada por el inefable arbitraje del sargento Daniel Giménez en la derrota de Rosario Central a manos de Unión, en la aciaga noche del sábado en Santa Fe, ha marcado a fuego el fin de semana futbolero rosarino. Ahora que se aquietaron en parte las aguas y a más de 24 horas de la impresentable actuación del juez en el estadio 15 de Abril, las imágenes televisivas de las jugadas de los dos tiros libres previos a los dos primeros goles de Unión, así como la del primer penal, no dejan lugar a dudas sobre la inexistencia de las faltas sancionadas por el irascible Giménez, que cometió los peores yerros en los que puede incurrir un árbitro: en vez de comerse una infracción que no vio, cobró tres foules que directamente no existieron. Y en el caso del segundo penal, sobre el que las imágenes televisivas no dejan dudas de la existencia de la falta, el reglamento establece que la sanción no debe favorecer al bando infractor, aunque en este caso el atacante local alcanzó a patear al arco y es harto discutible retrotraer la jugada y darle una segunda oportunidad. En el otro rincón, el propio director técnico de Central, Miguel Angel Russo, también deberá hacer una autocrítica porque como responsable del equipo debería predicar con el ejemplo de controlar su temperamento, primero, y sus declaraciones, después. En principio, la mejor forma de ganar un partido parece tener la pelota lo más lejos que pueda del arco propio, atacar y dejársela al rival lo menos posible. Y a la hora de hablar, Russo tiene todo el derecho de criticar al indefendible Giménez, pero en modo alguno debería haberse puesto a declarar contra una organización gremial de los árbitros. Las cuatro expulsiones (Castellano, Rivarola, Pino y Mandra) y la suspensión del Mellizo Gustavo le desarmaron el equipo, en el que Russo ya está trabajando para armar el rompecabezas contra Banfield. Las aguas bajan mucho más calmas por la otra vereda, donde Newell's le ganó con una llamativa comodidad a Vélez Sarsfield en el Coloso del Parque, al extremo que el Bambino Veira parece haber dotado a su equipo del equilibrio necesario como para aprovechar mejor sus llegadas y no quedar tan expuesto. Y el torneo Apertura está que arde en la cima, donde el sorpresivo traspié de Independiente con Banfield y la victoria de Boca sobre Talleres dejaron servida la final anticipada entre ambos, el domingo, en Avellaneda. Así, la 17ª fecha transcurrió entre la fiebre del sábado por la noche de Giménez con Central en Santa Fe, la clara victoria de Newell's y la final anticipada que armaron Independiente y Boca.
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