| | cartas La pobreza alimenta la pobreza
| Como lo expuse con anterioridad en esta columna, el municipio sigue adelante con su plan de legalizar y legitimar el cirujeo, o sea, un paso previo para justificar la indigencia. Por ende, podemos avizorar que en un futuro no muy lejano la pobreza tendrá algún tipo de normativa. Ejemplo: ser pobre es un derecho. Felicito a nuestros dirigentes, ya que son unos iluminados y en el futuro podremos hablar de la generación del 2000. Dejando de lado las ironías, lo que me lleva nuevamente a expresar mi opinión es el hecho aberrante y demagógico por parte del municipio de publicitar su nuevo triunfo: la campaña de la separación de los residuos en pos del cuidado del medio ambiente. De lo que se olvidaron es de que el setenta por ciento de los hombres y mujeres que dedican su vida al cirujeo no lo eligieron sino que fueron obligados por las políticas de gobierno tan eficaces. Son niños que no superan en su mayoría los doce años de edad. Muchas de estas criaturas deberían estar en sus hogares desarrollando tareas acorde a la edad, como ir a la escuela. Y digo escuela, no comedor, que es otra de las buenas nuevas de que nos hemos enterados en estos días. Señor intendente, señores concejales, en vez de tratar de maquillar todo problema con la creación de más normas, que en los hechos no se cumplen, por qué no adoptar una política de hacer cumplir las normas ya establecidas y fomentar desde su lugar: el trabajo, la educación, la salud, la seguridad, la ecología, etcétera, que para eso solventamos sus vidas y les encargamos dicha tarea. Y por favor, traten de no olvidarse de que la pobreza fomenta más pobreza y no es un derecho sino una falencia de nuestra sociedad. Edgardo Glavinich
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