Bogotá. - La Iglesia Católica fue víctima nuevamente de la violencia con el secuestro por parte de la guerrilla de las Farc de monseñor Jorge Jiménez, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), en Colombia, donde han sido asesinados once religiosos y seis secuestrados sólo en lo que va de 2002. En un hecho que ha motivado una abierta condena del Papa Juan Pablo II y de prelados de América latina y Europa, monseñor Jiménez, también obispo de la ciudad de Zipaquirá (40 km al norte de Bogotá), fue secuestrado el lunes junto con el sacerdote Desiderio Orjuela cuando viajaban a cumplir con oficios religiosos a una población cercana.
Este secuestro se suma a una larga lista de hechos de violencia que ha golpeado a la Iglesia en Colombia, donde unos 50 religiosos (obispos, sacerdotes, misioneros) han sido asesinados y 21 secuestrados desde 1984 en Colombia, según la Conferencia Episcopal. "Para la Iglesia y para todos los colombianos es doloroso ver cómo los grupos insurgentes siguen atropellando la vida, la libertad y la dignidad de todas las personas", manifestó el cardenal primado de Colombia y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Pedro Rubiano. Rubiano, uno de los más férreos críticos de la subversión en Colombia, abogó además por el canje de rehenes por rebeldes presos.
En una carta, el Papa Juan Pablo II envió un mensaje de "aliento a todos los pastores y ministros de la Iglesia, para que prosigan con generosidad su servicio al evangelio y al pueblo de Dios en Colombia, no obstante las dificultades y los sinsabores, trabajando incansablemente por alcanzar la tan anhelada paz en el país".
Tropas del ejército colombiano mantenían ayer por tierra y aire un intenso operativo de rastreo para intentar rescatar con vida a monseñor Jiménez. Las tareas de rastreo, en las que participa unidades élite del ejército y la fuerza aérea, se concentran en una vasta zona del central departamento de Cundinamarca, donde se presume permanecen cautivos los religiosos.
Obispos vulnerables
El secuestro del presidente del Celam se produce a ocho meses de que el país y la Iglesia Católica fuera sacudida con el asesinato a tiros del arzobispo de la ciudad de Cali (500 km al suroeste de Bogotá), monseñor Isaías Duarte, en un caso en que, según las autoridades, los responsables son las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) o los narcotraficantes. Ese asesinato, perpetrado el 16 de marzo, ha sido el caso más grave de los hechos de violencia sufridos por la Iglesia este año y motivó la ejecución de un plan de protección de las autoridades eclesiásticas, pese al que continúan siendo víctimas de los grupos armados, el narcotráfico y la delincuencia.
De acuerdo con las autoridades, unos 50 sacerdotes se encuentran bajo amenaza, especialmente en zonas de alta violencia, donde operan grupos de guerrilla y paramilitares o agentes del narcotráfico.
Hace tres semanas, el ejército aseguró que las Farc ordenaron secuestrar a monseñor Francisco Múnera, obispo de San Vicente del Caguán (sur), en la antigua zona bajo control de la guerrilla, lo cual fue negado por el grupo rebelde. Oculto en una ambulancia, el sacerdote de la localidad de Campamento (noroeste), Ovidio Castro, se vio obligado hace dos semanas a abandonar su parroquia por amenazas de muerte de un grupo armado. Monseñor Rubiano ha denunciado una campaña de "acciones bárbaras" cometidas por los grupos armados contra la Iglesia y que los sacerdotes son víctimas de las intimidaciones de las Farc en medio de una campaña de amenazas que este grupo inició en junio contra los funcionarios de los gobiernos locales.
El arzobispo de Santiago de Chile, cardenal Francisco Javier Errázuriz, viajará de urgencia a Bogotá para asumir interinamente la presidencia del Celam tras el secuestro de su titular. (AFP)