Año CXXXV
 Nº 49.661
Rosario,
miércoles  13 de
noviembre de 2002
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Reflexiones
Participación y presupuesto

Marcelo Dobry (*)

Este es uno de esos extraños casos donde el orden de los factores sí altera el producto. Primero se trata de participar y luego de abordar el tema que sea, inclusive el del presupuesto de un municipio. Aún más, participar es la vía regia de una instancia superior y la verdaderamente esperada que es la apropiación por parte de la gente de su lugar en la cosa pública, en la cosa de todos y de cada uno; una nueva construcción de ciudadanía.
Tuve el honor de ser seleccionado para coordinar y asesorar en los eventos de participación ciudadana a los que asistió, rigurosamente, el concejal Alberto Cortés. Leyendo con mucho interés su artículo publicado en esta sección, me detengo en algunas de sus objeciones: "...un tiempo considerable, se invirtió para juegos y actividades en vez de discutir los problemas vecinales". Debo aquí hacer un punto de detención ya que está haciendo referencia, específicamente, a nuestro trabajo.
Reconozco que dijo "se invirtió" en lugar de "se gastó", por lo que hay un reconocimiento implícito de un retorno de tal inversión. Tal referencia a los juegos propuestos, que le permitieron a la gente saber quiénes eran los allí presentes, de una manera novedosa y divertida, no puede considerarse "una falencia". Divertirse es también trabajar y además, en medio de tanto malestar, le permitió a la gente saber quién era él y cuál era el cargo que ostentaba, amén de otros datos personales que enriquecieron el conocimiento de su persona.
De hecho, la mayoría de los asistentes ignoraba su nombre y sus títulos, siendo ahora menos anónimos gracias a estas "pérdidas de tiempo". Tal vez este es un momento para preguntarle a nuestro "modelo soñado", Porto Alegre, qué es ese teatro que hacen al comenzar cada actividad de asamblea. La alegría no sólo es brasileña. Así que deberemos construir nuestro propio modelo de participación ciudadana "a la rosarina". La alegría rosarina de encontrarse por primera vez y pensar en el bien de todos, en el bien común pero, al "uso nostro".
Como en todas las cosas y en todos los casos, cuando vamos a un lugar con gente desconocida debemos empezar por conocernos, reconocernos, contarnos, saber de nuestras historias, dónde y cómo estuvimos en todo este tiempo, quiénes somos, nuestros pequeños sueños, nuestras tristezas y nuestras alegrías.
Entonces sí, desde ahí, lentamente, empezar a plantear los temas, tener paciencia y respeto para escuchar los de los otros, darse y darle lugar. No conocerse es un problema vecinal, tanto como confundir lo solemne con lo serio. Trabajar en un buen ambiente es una cosa muy seria.
El proceso militar y lo que siguió, se esmeró principalmente en quebrar y destruir todas las redes sociales de encuentro. ¿Cuánto y cómo cree el concejal que demorarán en construirse las nuevas redes, y de qué manera se harán?
Lo que él llama "juego" y "demora", traducido como pérdida o robo de tiempo a "lo importante", esto es, los problemas vecinales, son dispositivos que crean escenarios amables, donde la gente empieza a sentir que tiene sentido venir y trabajar para sí y para los demás. De hecho, fue lo que permitió obtener aquello que, luego, él ha ponderado como positivo.
(*) Catedrático de la UNR


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