Javier Parenti / La Capital
Si es gol de Mauro la definición es con categoría. Nada de empujarla. Es más, el ideal es picarla sobre el arquero. Así fueron tres de las cinco conquistas en este torneo. Y si no, pregúntenle a Leo Díaz, Campagnuolo o Docabo, que lo sufrieron. Ahora es goleador. Sí, con los tres goles marcados en los últimos dos partidos -en realidad uno y medio porque ante Racing sólo jugó 45 minutos-, Mauro Rosales se transformó en el máximo artillero leproso en este certamen. Como para terminar el año de la mejor forma. Y esto se produce por la confianza que tomó con la llegada del Bambino Veira. Porque a su velocidad y habilidad natural le adosó esa dosis necesaria de inteligencia para no hacer una gambeta de más y la tranquilidad para ingresar al área con cabeza levantada para darse cuenta dónde está el arquero para poder elegir el destino de la pelota de gol. La consecuencia de sus conquistas tienen demasiado que ver con el juego ofensivo leproso de las últimas fechas. Rápido, a dos toques como máximo, con aprovechamiento integral de las posiciones en ataque. Con estiletazos que lastimaron a los rivales. Esos con los que tanto Manso, Domizi y Marino dejaron a Mauro frente a los arqueros para que el cordobés de Villa María explotara en gol y lo festejara a lo Marchesi, el de la novela "Son Amores". Veira traía una fe ciega en que Mauro tenía demasiado para aportarle al equipo y lo quiso rápido entre los once. Venía de una lesión en la cintura y no pudo contarlo en sus dos primeros partidos. Lo esperó hasta que pudo incluirlo en el segundo tiempo ante Racing, cuando lo mandó a la cancha y le definió el partido. Su aporte es fundamental para el esquema de juego de Newell's, por el aprovechamiento del contraataque, como lo demostró también ante Estudiantes cuando abrió el marcador tras recibir de Domizi y para el 3 a 2 parcial definiendo el pase justo de Marino. Ya lo había demostrado en las primeras fechas de este Apertura, cuando entonces dirigido por Zamora, Newell's amenazaba con ser protagonistas con la goleada sobre Talleres (4-1) y el empate ante Independiente (1-1). Un gol en cada partido y ante los rojos con la misma definición con toque sobre el arquero, al segundo palo. Con categoría, una marca que ya parece registrada. Mauro Rosales siempre dice que el gol no es su fuerte. Puede ser cierto, pero que sabe cómo hacerlos no caben dudas.
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