Año CXXXV
 Nº 49.660
Rosario,
martes  12 de
noviembre de 2002
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Barrio Las Flores: Sobrevivir a todos los males del mundo
La mujer fue herida en un tiroteo y la daban por muerta
Un panadero les tiró a tres ladrones y la hirió a ella. Le extirparon varios órganos. Sufre amenazas

Paola Irurtia / La Capital

Al final de la calle Flor de Nácar, donde termina el barrio Las Flores, Carmen Godoy quedó tirada en el suelo con dos tiros en el abdomen hace sólo diez días. Los médicos no le dieron a su familia ninguna esperanza, convencidos de que iba a morir. Los disparos que recibió de frente le provocaron irreparables daños internos y en la intervención por salvarla los médicos le extirparon un riñón, el páncreas y parte del hígado. Sus intestinos estaban perforados, con un altísimo riesgo de infección. Pero Carmen, de 32 años, pudo con todo eso y a su familia le cuesta hacerla quedar en la cama.
Pasado el mayor susto, Carmen y su esposo Domingo, de 34, enfrentan los días con incertidumbre y sensación de injusticia. Las personas que ella vio disparando nunca estuvieron detenidas y la semana pasada dos jóvenes amenazaron a una de sus hijas para que no impulsaran ninguna investigación sobre el ataque que casi le cuesta la vida.
Carmen fue baleada a pocos metros de su casa, en Flor de Nácar y Hortensia, mientras cumplía con las tareas asignadas por el plan Jefes y Jefas de hogar. Eran las 9 de la mañana del primer día del mes y "de repente se escucharon tantos disparos como si estuviéramos en guerra". El primero le dio en el abdomen. Antes de irse al piso miró a su agresor a los ojos y después escuchó que la balacera se intensificaba.
La versión oficial indica que el tiroteo se originó entre un panadero y tres jóvenes que quisieron asaltarlo.
Carmen sintió el disparo de frente y delante de ella sólo estaban el panadero y su esposa. Algunos vecinos dicen que los dos tenían armas y comenzaron el tiroteo contra los presuntos ladrones que escaparon corriendo. También creen que no era el panadero el blanco del robo, sino un camión de gaseosas que estaba haciendo el reparto. "Lo que pasa es que se taparon la cara antes, el panadero los vio y antes de que se acercaran empezó a tirar", sostienen.
La mujer no tiene dudas de que el disparo que la hirió no fue de los supuestos ladrones. "El panadero estaba con el arma en la mano, de frente y los choros ya me habían pasado y estaban como a una cuadra detrás mio. Si me hubiesen disparado ellos, la bala habría venido desde atrás", contó.
La cara del panadero fue la primera que vio Carmen cuando sintió el ardor, calor y golpe del balazo en la panza. Se tocó la herida con la mano, la encontró con una gota de sangre apenas y levantó la mirada. "Lo tenía enfrente mío y lo miré como pidiendo ayuda. El me vio, pero siguió corriendo atrás del choro, con una bolsita de pan vacía bajo el brazo".
El reproche de Domingo es que el panadero, que vive en el barrio y es conocido como "Sandro", no se acercó en ningún momento al rancho para preguntar por Carmen u ofrecer ayuda. En la casa no hay margen ni para afrontar viajes en colectivo y Domingo tuvo que juntar de a centavos entre la familia para ir a ver a su esposa al hospital.
Al matrimonio le llamó la atención que en la comisaría no le hubiesen tomado la denuncia a Domingo, cuando llegó de hacer una changa enterado del ataque que había sufrido su esposa. Pero aún más dudas les generó que les aseguraran que el panadero y su esposa estaban desarmados.
El único tratamiento que necesita Carmen por ahora es que le limpien la herida y una dieta de alimentos hervidos, que no requiera demasiado trabajo para el hígado y su único riñón. Después seguirá con los controles y medicación. La tarea sólo exige de algo de gasa para afrontar los cuidados. Ayer no tenían dinero para comprarla. Para la curación del sábado contaban con la que les dio el dispensario, pero sólo era para un día.

Amor y centavitos
Carmen es beneficiaria de planes de empleo desde hace 4 años. Primero recibió los 100 pesos del Trabajar. Después pasó al Jefas y Jefes. Supone que va a seguir cobrando los 150 Lecops o que encontrará el modo de gestionar algún subsidio. Es un milagro que haya sobrevivido a las heridas que recibió en el tiroteo pero, humana al fin, la recuperación no va a permitirle volver a trabajar por bastante tiempo. Mientras tanto Domingo hace las changas que puede dentro de la albañilería, que es su especialidad.
"Recuperarse le va a llevar bastante, necesita mucha paciencia", explicó tranquilamente el hombre, con los ocho hijos a los saltitos alrededor. Llevan en pareja 18 años, desde que Carmen tenía 14. "Cuando iba a cumplir los 15 estaba por nacer el mayor", contó la mujer. Tienen una beba de 2 años, una nena de 6, y en escalera los otros seis con una diferencia de un año cada uno, hasta los 15 del mayor.
Llegaron a Rosario ocho años atrás y siempre vivieron en Las Flores. Se mudaron al fondo porque "adelante estaba bravo", señalan con ironía.
Pocos en el vecindario pensaron en que Carmen se fuera. Lo que más les preocupaba era como podría pasar su esposo los días lejos de ella. "Es que estamos siempre pegados, donde uno va está el otro", cuentan orgullosos, sonrientes, distendidos mientras esperan que llegue un familiar con los pesos necesarios para ir a comprar gasa.



Carmen Godoy, con su marido y dos de sus hijos.
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