| | cartas Socorro, Santa Fe
| Uno de los modos más efectivos de minar la democracia consiste en desoír los reclamos populares. En la provincia de Santa Fe, el gobernador insiste en ajustar, justamente en las áreas más críticas: la salud pública puesta en manos discrecionales de un tecnócrata prepotente que vive amonestando a quienes ponen el cuerpo a diario capeando la crisis y señalando las falencias estatales. En tanto, la educación comandada por un insensible econometrista, que con un autismo mayúsculo insiste en cerrar institutos de formación docente hipotecando el futuro de miles de jóvenes. Por si todo esto fuera poco el responsable del área de la seguridad colectiva apela a un lenguaje propio de las dictaduras, enunciando que: "Hay que sacar de circulación" , a los menores en riesgo de calle. Como observamos, una sistemática violación de los derechos humanos y un absoluto desprecio por la voluntad y las demandas populares. Dureza con los que exigen el respeto de las libertades esenciales, permisividad con los impunes y autoritarios. ¿Paradojas o infamia? Carlos A. Solero
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