Un equipo de científicos argentinos concretó un importante logro para prevenir infarto o curar corazones que los hayan sufrido. El proyecto de la nueva terapia fue desarrollado por el biólogo Pablo Wappner quien dirigió la investigación que identificó al sensor molecular de oxígeno de una célula, a partir del cual se desarrolla un mecanismo denominado angiogénesis, por el cual el organismo genera nuevos vasos sanguíneos para suplir la falta de oxígeno. Los investigadores trabajaron con moscas, cuya respuesta es igual a la de las células humanas.
"Entender los mecanismos de control de la angiogénesis, permitirá el desarrollo de nuevas drogas y estrategias terapéuticas para ayudar a la irrigación de tejidos hipóxicos (faltos de oxígeno), entre ellos el corazón. Wappner es investigador del Conicet y de la Fundación Instituto Leloir, y los resultados de este estudio fueron destacados en la portada de la edición de octubre pasado de la prestigiosa revista Molecular and Cellular Biology, de la American Society for Microbiology.
"Por primera vez logramos caracterizar el mecanismo genético de respuesta a la hipoxia en la mosca Drosophila melanogaster -una suerte de organismo vedette para estudios de genética in vivo- y encontramos que la maquinaria de respuesta de este organismo es idéntica a la que funciona en los tejidos humanos", destacó Wappner.
"La angiogénesis -explicó el biólogo- es la formación de vasos capilares a partir de vasos preexistentes, y el proceso se desata como una respuesta a bajas concentraciones de oxígeno en un músculo o una parte de éste".
"Una elevada cantidad de gente, cuando llega alrededor de los 50 años, comienza a sufrir un bloqueo parcial de las arterias, entre otras las que irrigan el miocardio", agregó. "A partir de este bloqueo -especificó el científico-, el músculo cardíaco comienza a sentir falta de oxígeno, y las células encienden las señales de alarma que permiten la activación de genes. Estos son codificados para tratar de compensar esta carencia de oxígeno. Y la respuesta del cuerpo es formar pequeñas prolongaciones de las arterias, para suplir esa falta de oxígeno, un proceso denominado angiogénesis".
De esta manera "surgen nuevas ramificaciones de los capilares, que son muy delgadas. Pero cuando el cuerpo no es capaz de hacer esto, la persona sufre un infarto o una angina de pecho. Y los cardiólogos resuelven esta situación a través de la angioplastia o de stents".
Bloqueo de las arterias
"Si la angiogénesis fuera lo suficientemente rápida y eficiente, el miocardio sería siempre capaz de compensar el bloqueo progresivo de las arterias coronarias y no se llegaría nunca al infarto por isquemia", subrayó Wappner.
Y resaltó que "la manipulación genética de los sensores de oxígeno ofrece enormes posibilidades para el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para manipular la angiogénesis: estimularla en situaciones de aterosclerosis o inhibirla para detener el crecimiento de tumores". (Télam)