El Banco Bisel, o lo que queda de él, está en concurso preventivo de acreedores. Así lo resolvió el juez civil y comercial Ricardo Walter Heitz a pedido de las propias autoridades del ex banco regional. Ahora los bienes de la entidad financiera, clausurada desde mayo de este año por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y ya sin posibilidades de funcionar como banco, serán administrados por un síndico hasta su liquidación total y definitiva.
La decisión judicial no afecta al Nuevo Banco Bisel, separado del anterior y administrado por un fideicomiso del Banco Nación.
Los bancos, en rigor, no pueden entrar en concurso preventivo ni pedir su propia quiebra. Esto es así porque las normas legales excluyen expresamente a las entidades financieras de esa posibilidad. Pero el Bisel sólo perdura como entidad residual, porque el banco propiamente que hoy perdura, el Nuevo Bisel, quedó en poder de un fideicomiso administrado por el Banco Nación desde el 21 de mayo pasado.
Al viejo, mientras tanto, le quedan los cinco años en la historia financiera de la región y no mucho más, ya no cuenta en su patrimonio ni con los pasivos de los depositantes ni con los activos que lo respaldaban. Por eso, sostuvo el juez Heitz, ya no hay forma de que pueda cumplir el objetivo para el que fue creado.
Además, el 16 de septiembre el Banco Central le revocó la autorización para funcionar como entidad financiera. Firmó, así, su certificado de defunción.
Lo que queda del Bisel es sólo un patrimonio residual, integrado por algunos bienes que no le alcanzan para ejercer la actividad financiera.
No tiene deudas con los ahorristas porque éstas fueron transferidas al Nuevo Banco Bisel, ni posee activos por la misma razón. Y el patrimonio residual irá a liquidación.
El comienzo del fin
Este desenlace tiene una breve historia. Comenzó los primeros días de abril, cuando el BCRA pidió al Bisel un plan de regularización y saneamiento que permitiera recomponer su liquidez. El banco lo hizo pero unos días después, a mediados de mayo, declaró su iliquidez. Fue el detonante para que el BCRA suspendiera sus actividades el 19 de mayo y decidiera reestructurarlo en el marco de la grave crisis que también afectó a otros bancos.
El contrato de fideicomiso firmado después con el Nación dio lugar más tarde al surgimiento del Nuevo Banco Bisel, al que se autorizó a funcionar como banco comercial minorista. A esta nueva entidad fueron transferidos los activos y pasivos excluidos del patrimonio del ex banco.
Según el juez, esta operación "ha sido exitosa" tanto para los ahorristas como para el personal de la entidad, que conservó su fuente de trabajo, y para la región, donde el Bisel tenía históricamente una "fuerte inserción".
Cuando este plan de saneamiento se consolidó, y el BCRA pidió la liquidación judicial del viejo banco, en sintonía con el planteo del Credit Agricole.
Eso ocurrió a fines del mes de septiembre y ahora la decisión de Heitz de abrir el concurso pone en marcha ese proceso. Para el juez es la mejor garantía para los acreedores y terceros del ex Bisel.