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Mostrar el otro costado siciliano

Lo único que faltaba es que también las notas humorísticas consideren a los sicilianos como sinónimo de criminalidad. En el chiste del dibujante Freddy del 25 de octubre pasado, en la contratapa de La Capital, se ridiculizó al gobierno de Italia mostrando que enviaba a la Argentina un siciliano, metralleta en mano, para respaldar las acciones ante el FMI y proyectándolo junto a personas que aparentaban ser el presidente argentino y un colaborador. Ya es suficiente con el programa "Son amores", donde personajes tragicómicos interpretan una suerte de parodia en idioma italiano, pésimamente hablado y muy parecido a muñecos acartonados. Los periodistas colocan a los sicilianos en función delictiva y mafiosa. Alguna vez sería edificante y educativo que se conozca y difunda la vida cultural en Sicilia, su historia y costumbres, así como los valores intelectuales y artísticos de la Isla del Sol y por qué no de aquellos otros sicilianos y descendientes que se encuentran en esta ciudad, considerada la capital de Sicilia en el exterior.
Vicente Rubén Forte