cartas

En busca de la ansiada paz

Se impone abogar por la concordia y comprensión colectiva en pro de la tan mentada paz universal, no resuelta aún definitivamente, y que constituye una norma de tranquilidad espiritual para la cabal felicidad de los pueblos en la faz de la Tierra. ¡Cuántos principios esenciales de convivencia social se inculcaron estérilmente sin arribar a un sistema de vida democrático, racional y equitativo para todos, amén de un sano patriotismo no siempre vigente en naciones que no saben ejercitarlas por intereses espurios o ambiciones desmedidas! La convulsionada humanidad no puede seguir viviendo así, pletórica de incertidumbre y con desprecios a los derechos inalienables de todo ser humano. Ojalá devenga un mundo más humanizado del que padecemos hace tiempo.
Felipe Zeinstejer