Marcelo Kantor, Sergio Piedrabuena, Soledad Moreira y Luciana Cabral, tienen entre 13 y 15 años. Cursan el 8º año de la carrera de técnico electromecánico en la Escuela Vicecomodoro Marambio. "Nos gusta hacer las cosas por nosotros mismos y estamos aprendiendo a manejar la compu", comentaron. Las chicas, a pesar de estar en minoría (seis en un curso de 32), no se quedan atrás y manejan martillos y clavos como el resto. "Se defienden bien", responden sonriendo sus compañeros. "Yo quiero ser pediatra, pero quién dice, quizás entre en una fábrica. Por eso necesito aprender todo esto", dijo Marcelo, de ojos negros vivaces y respuesta resuelta. Otra oportunidad parece haber encontrado Ricardo Marino, quien llegó a la escuela cinco meses atrás para hacer contraprestaciones por el plan para jefes de hogar desocupados. Un día escuchó que hacía falta una persona calificada en computación para dar una mano en el taller. "Yo soy capaz de hacerlo", propuso. Y así le respondieron que ya no debía cortar más los yuyos.
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